Capítulo IX
Llegó
el siguiente día. Jérémy y su mamá esperaban a Isabel en el aeropuerto de la
ciudad. Isabel llegó alrededor de las 10 de la mañana. Ella, en cuanto vio a su
familia, corrió a saludarlos con emoción.
- Hola mamá, qué felicidad que estés aquí
esperándome con mi hermanito- Fueron las primeras palabras que dijo Isabel al
verlos.
- Qué bueno que ya estés aquí linda- Renata
abrazó a Isabel-. Jérémy, ayúdame con las maletas de tu hermana para llevarlas
al carro.- Tomaron las maletas y las llevaron hasta el estacionamiento, en
donde estaba el carro de Renata.
Ya habían recorrido gran parte del camino,
estaban a punto de llegar al desnivel de Oceanía. Renata entonces le explicaba
a Isabel cómo era la vida en México y cómo Jérémy y ella vivían su estancia
aquí.
- Pero qué bien es estar de nuevo con vosotros
familia, aunque bueno, a como me dices madre, y a como veo yo, es claro que
México no es tan bonito como Francia o Inglaterra; en fin, tan sólo espero que
sirva de algo el estar aquí- Con tono despectivo, dijo Isabel.
- Isabel no entiendo el por qué te expresas
así de México, es un país hermoso, has hablado muy pronto antes de conocerle- Dijo
Renata mientras manejaba.
- Madre, no creo que me guste para nada, y
me sorprende que te guste a ti, cuando hemos estado en Inglaterra, Francia o
Italia, pues ahora ver todo esto, tan… no sé, tan de diferente mundo; pero
bueno, decidme ahora, ¿cómo es la escuela en la que estaré aquí?, realmente no
espero que sea tan hermosa como en la que estábamos mi hermano y yo en España,
pero de menos espero que sea decente- Preguntó con interés Isabel.
- De hecho hija, es esa que se puede ver
por tu lado de la ventana.- Indicó Renata, pues, en efecto, ellos iban ya pasando
justo enfrente de la secundaria.
-Supongo que sí- Un tanto molesto por cómo
se expresaba Isabel de México, respondió Jérémy.
Tan pronto llegaron a su hogar, todos
entraron a él.
- La casa está hermosa mamá, seguro es la
más bonita de todo este lugar- Dijo Isabel al entrar.
- Yo iré a bañarme mamá- Exclamó Jérémy
cansado.
-Sí hijo, ve, que tienes una cara…- Dijo
Renata con un tono irónico al notar el descontento de Jérémy por la llegada de
su hermana.
Jérémy subió a su cuarto para prepararse a
bañar, cuando lo estaba haciendo decidió prender la radio, en ese momento
estaba la canción “J´en ai marre!” de
Alizée; Isabel, quien ya también se había dado cuenta de la actitud extraña de
Jérémy, quiso ir a ver qué era lo que verdaderamente quería hacer su hermano.
Cuando Isabel se puso afuera del cuarto de
su hermano, escuchó también la canción de Alizée y lo que Jérémy pronunció al
escuchar tal canción:
- Clemente…
- <<¿¡Clemente, pero quién coño es
Clemente!?>>- Pensó Isabel al mismo tiempo que lo veía desvistiéndose. -
<<Ya veo que has estado muy ocupado en México hermano, parece que has
aprovechado el tiempo en que no estaba a tu lado>>- Isabel entonces
decidió entrar al cuarto de Jérémy.
- ¿Isabel?, ¿pero qué haces aquí?, por favor
sal y déjame desvestir- Molesto dijo Jérémy en cuanto vio a Isabel entrar a su
cuarto.
- Hermano, tan sólo venía a verte un
momento, pues hacía ya bastante tiempo que no nos veíamos ¿no crees?- Isabel
abrazó a su hermano, quien se encontraba sólo con el bóxer -; por cierto, no
sabía que te gustaba la música francesa, ¿a qué se debe ese nuevo gusto?
- Isabel, tú sabes que desde siempre me ha
gustado la música francesa- Jérémy quitó a su hermana de su lado-; y ahora
dime, ¿a qué has venido a México?, a mí no me engañas, somos hermanos y sé lo
que tramas- Cambió radicalmente el tema Jérémy.
- ¿Quieres saber algo que ya sabes?,
Jérémy, como tú dices, somos hermanos, y por tanto también sé qué es lo que has
llevado a cabo en tu vida, allá en España quedaron unos rumores muy raros acerca
de ti en la escuela, por eso decidí venir a México para confirmar lo que
decían, y, esta vez, no te escaparás a ningún lugar ¿¡Entendiste!?- Agresiva
dijo Isabel, al tiempo que se salió del cuarto.
Después de que Isabel salió de la
habitación, Jérémy quedó muy impactado por lo que su hermana le había dicho,
incluso estaba temblando un poco, él había huido de España para olvidar esos
problemas que vivió allá, pero ahora su hermana venía no sólo a confirmar esas
sospechas, sino también para vigilar todo lo que él hiciera con respecto a esa
situación. La canción de Alizée todavía estaba en la radio, Jérémy volteó a ver
a su ventana y se quedó callado.
El día siguió, con un ambiente un poco tenso entre esa familia.
Por su parte, Axayácatl, quien se encontraba
solo en su casa, preparaba algo para comer, mientras tanto él decía en voz
alta:
-
Vaya, creo que juzgué demasiado mal a Jérémy, él no es para nada como Francisco
y Rogelio, es muy tranquilo y normal, tiene una actitud bastante diferente a la
actitud que tienen los hombres que gustan de otros hombres, y me baso
totalmente en esos con los que he tenido que estar, (además de Francisco y
Rogelio), porque sé cómo son todos ellos, sé lo que ocultan y lo que no, y
Jérémy no es para nada así. Me quitaré esa idea de él, ahora puedo estar
tranquilo de no tener contacto alguno con personas así en la escuela.
Con estas razones, acabó finalmente el
domingo y llegó el lunes, yo había llegado un poco más temprano que todos a la
escuela, en cuanto llegué quise ir al baño, sin embargo, como siempre, estaban
cerrados, por lo que tuve que ir a escondidas a los baños de los maestros, los
cuales están en la dirección, misma que está cerca de la entrada de la escuela.
Al salir del baño decidí voltear hacia
atrás para cuidar que no me viera ningún maestro, en ese momento noté que
alguien venía con mucha cautela, y al ver bien, me percaté que era Axayácatl que
estaba sangrando del labio y con lágrimas en los ojos. Corrí hasta él.
- Axayácatl, ¿pero qué te pasó?- Le
pregunté muy extrañado mientras lo tomaba de los hombros.
- Clemente, vamos por favor a un lugar
solo, no quiero que nadie me vea- Me dijo apenado.
- ¿¡Pero cómo crees!?, te tienen que ver en
la dirección.- Preocupado le sugerí.
- Por favor Clemente, me costó trabajo
despistar a las personas de la entrada, no tardan en tocar el timbre, llévame a
un lugar solo- Apresurado y nervioso, volvió a decirme Axayácatl.
Acepté lo que me pedía, lo hice por ver lo
desesperado que estaba, así que fuimos a sentarnos a las escaleras que daban al salón de
música.
- Ahora dime, ¿qué te pasó?-Volví a
preguntar.
- Bien, te diré, espero no me dejes de
hablar por esto: Hoy, mientras me preparaba para venir a la escuela, Francisco
y Rogelio llegaron temprano a mi casa. Ellos estaban enojados porque no les
conseguí las fotos de hombres desnudos, así que me golpearon.- Axayácatl
comenzó a llorar.
- ¡¿Pero qué dices!?, no lo puedo creer, malditos
desgraciados. ¿Y no estaban tus papás para defenderte o para decirte que no
vinieras hoy a la escuela?- Le dije extrañado.
- Sí, estaba mi mamá, pero ella no puede
hacer nada contra ellos, de lo contrario, la matarían, son capaces de eso y
más; y más bien fueron Francisco y Rogelio los que me trajeron a la escuela, me
acaban de dejar; por suerte pude taparme bien esta herida que me dejaron abajo
del labio para que no me vieran los que están vigilando en la puerta. Clemente,
por favor, que nadie se entere de esto- Con muchos nervios me pidió.
En ese momento, Isabel, quien estaba con la
directora dando un recorrido por la escuela, se pusieron justo debajo de las escaleras
en donde estábamos Axayácatl y yo.
- De manera que ésta es toda la escuela- Indicó
la directora a Isabel.
- Por favor Clemente, nadie tiene que
enterarse de esto- Estas palabras de Axayácatl fueron escuchadas por Isabel.
-<<¿Clemente?>>-Pensó Isabel al
momento de reconocer el nombre-. <<Ese es el nombre que pronunció mi
hermano ayer antes de bañarse, ¿acaso ese tal Clemente se encontrará allá
arriba?>>; directora, ¿me permite ir al baño?, espero que ya estén
abiertos- Excusó Isabel para subir a ver si yo estaba arriba en las escaleras.
-Claro, los baños de mujeres son esos que
están justo al lado de las escaleras; yo mientras iré a la dirección para
hablar con tu mamá que se quedó allá, por favor, alcánzanos ahí.- Dijo la
directora y después se fue.
Isabel afirmó ir después a la dirección,
entonces ella hizo como que entraría a los baños, sin embargo, al tiempo que la
directora se dio la espalda, Isabel se desvió a las escaleras, entonces ella lentamente
subió las escaleras y antes de llegar con nosotros, se escondió antes de llegar
al descanso de las mismas.
- ¿No lo dirás Clemente?, ¿acaso me dejarás
de hablar por esto? -Muy desesperado me comentó Axayácatl.
- Axayácatl, ¿cómo crees que te dejaré de
hablar por esto?, jamás lo haría, desde antes ya conocía tu caso y ahora menos
te dejaré solo; por lo de decir algo, no te preocupes, no diré nada, sabes que
sería incapaz de eso.- Traté de tranquilizarlo con mi respuesta.
- Vaya, finalmente conozco al tal Clemente,
así que eres tú- Dijo Isabel en cuanto subió al descanso de las escaleras-; y
no sólo eso, también veo que te gusta esconder secretos, ¿no es así?...
Capítulo X
Isabel
se había inmiscuido en nuestra plática, nos había sorprendido a Axayácatl y a
mí; evidentemente no sabíamos quién era ella, los dos estábamos impactados por
sus palabras, parecía muy enojada; sin embargo, lo peor del asunto es que ella
había visto a Axayácatl sangrado y golpeado.
- ¿Quién eres tú?- Impactado exclamé
mientras me levantaba.
- Quien sea yo es lo que menos importa
aquí, pronto lo sabrás Clemente; más bien aquí lo importante es que descubrí
quién eres tú, y, mejor aún, me entero de un secreto que éste chillón no quiere
que se mencione, parece que mi llegada a México ha servido bastante, me entero de
quién es mi rival y veo a uno de sus amigos sangrando y pidiendo que no se diga
nada acerca de su estúpido secreto.- Dijo Isabel mientras nos veía con mirada
despectiva.
Mientras ella decía esto, yo la miraba con
detenimiento. Ella era muy bonita de la cara, tenía ojos verdes, era totalmente
blanca, de cabello largo y negro, de estatura normal, tenía en la cara un semblante
fuerte, que reflejaba presencia y fuerza; a su vez, sus ojos, nariz y labios
hacían que tuviera unas facciones finas. Isabel era muy delgada y tenía una
mirada impactante, una que causaba miedo y también seducía con sólo verla.
- Dime ahora quién eres, parece que eres
nueva en la escuela- En seguida pregunté molesto.
- Te he dicho que no diré quién soy, ya no
tengo por qué preocuparme en buscar quién eres tú y con eso me basta, tan sólo
les recuerdo que jamás olvidaré esta hermosa escena, en la que Clemente estaba con
su amigo Axayácatl, mismo que estaba sangrando demasiado- Isabel comenzó a
bajar las escaleras-; y también recuerden, yo soy la única que sé de ese
secreto que tratarán de tenerlo oculto… Tengan más cuidado al hablar, idiotas.-
Finalmente ella se fue.
Cuando ella se fue, reflexioné un momento.
Claro, no cabía duda, ese tono de voz, esa forma de hablar, esas facciones tan
europeas, todo mostraba que sí, que ella tenía que ser de España; de inmediato
también pensé en Jérémy, ¿estarán emparentados ellos dos acaso?
- ¡Clemente! –Axayácatl me dijo con tono
desesperado- ¿¡Quién era ella!?; ¡Estoy acabado!, ¡Toda la escuela sabrá lo que
me pasó!, ¡Ella sabe mi secreto ahora! – Él comenzó a llorar.
- Calma Axa – Me agaché para verlo mejor de
la cara-, lamento decirte que nunca la había visto en la escuela; sin embargo, estoy
seguro que ella no escuchó nada- Lo tomé de los hombros.
- ¿Cómo lo sabes? -Con lágrimas en sus ojos
en seguida me preguntó Axayácatl.
- Si hubiera escuchado lo que te pasó, lo
hubiera dicho sin más, pero ella parecía más interesada por saber quién era yo.
No temas, esto no pasará a mayores.- Lo traté de tranquilizar.
- No lo sé Clemente, tengo mucho miedo de
que sí haya escuchado lo de Francisco y Rogelio, tú bien sabes que si se
enteran de eso no sólo toda la escuela sabrá de mí, sino que también ellos se
enterarán de que todos aquí ya saben de mi problema, entonces los dos matarán a
mi familia y a mí porque creerán que quise delatarlos.- En seguida apuntó
temeroso.
- Calma, calma, sé que el tema de Francisco
y Rogelio es delicado; mira, trataré de averiguar quién es ella, y verás que al
hacerlo sabré que no escuchó nada sobre la plática. – Le aseguré.
Después de decirle esto, Axayácatl dejó de
llorar y me agradeció mis palabras así como el hecho de haberlo escuchado;
entonces él, sorprendentemente, ocultó los moretones de su cara con unas
hierbas que traía de su casa y que las había escondido en su mochila antes de
subir al carro de Francisco. Entonces nos fuimos de ahí y llegamos a la formación
de grupos.
Cuando llegamos con el grupo, noté que Jérémy
no estaba ahí, entonces sonó la campana que anunciaba el inicio de clases y por
tanto nos subieron al salón. Pensaba en dónde estaba Jérémy, ¿por qué el mismo
día en que esa chica nos había amenazado, Jérémy se ausentaba, cuando él
llegaba siempre temprano?
También pensaba en la amenaza que nos había
hecho ella, era muy misterioso este caso; acabó la primera clase y entonces
Jérémy llegó a la segunda, se acercó a la maestra y le dijo algo en forma muy
personal, la maestra tan sólo le sonrió y le indicó que tomara su respectivo
lugar en el salón. Cuando Jérémy se acercaba a su lugar noté que tenía una
actitud muy diferente a otros días, como triste y a la vez preocupado. En el
momento en que llegó frente a Axayácatl y a mí, él nos sonrió levemente pero
sin felicidad alguna, lo cual reafirmó mis sospechas sobre todo.
El tiempo pasaba en cada asignatura, quería
preguntarle a Jérémy qué era lo que pasaba, sin embargo, no hubo el tiempo
necesario entre clases para hablar con él, por lo que decidí esperarme hasta el
receso, pero en el receso el rumor ya había corrido: la nueva alumna, que venía
España, era, en efecto, la hermana de Jérémy, ella se llamaba Isabel y se había
quedado en el grupo de 3.-“A”. Isabel pronto se empezó a juntar con Angélica (una
de las niñas con las que peor me llevaba de la escuela); de inmediato pensé que
Angélica le hablaba a Isabel sólo para ganar reputación.
En cuanto me enteré de todo esto, algo
dentro de mí entristeció por alguna extraña razón, como si el contacto que
había tenido con Jérémy se viera ahora opacado por la presencia de su hermana,
y, aunque no sabía por qué me entristecía esto, decidí decirle a Jérémy lo que
había pasado entre Isabel, Axayácatl y yo.
Todavía era la hora del receso y entonces
fui a ver a Jérémy en donde él se juntaba para así hablarle, cuando vi que lo
dejaron solo por un momento, me acerqué a él.
- Jérémy, me enteré que tu hermana llegó a
la escuela el día de hoy.- De inmediato le comenté.
- Clemente, qué sorpresa, veo que ahora tú
también ya te enteraste de la noticia. Así es, mi hermana ya está aquí.- Esto
último lo dijo Jérémy con un tono poco entusiasta.
- Vaya… así que sí es tu hermana, pues… Espero
que le guste México.- No sabía qué más decirle a Jérémy sobre esta situación,
todavía no tenía el valor para revelarle lo que había pasado antes con ella.
- Clemente, te diré la verdad de esto: la
verdad no estoy muy contento de que mi hermana esté aquí, pero eso te lo
contaré después ¿vale?; por ahora tengo recuerdos más hermosos, como cuando
prendo la radio…- Él me guiñó el ojo y después me tomó del hombro de una manera
muy cariñosa, después se fue.
Quedé petrificado por la forma en que
Jérémy me había guiñado y me había tomado del hombro, así como el que tuviera
la confianza en mí como para decirme lo de Isabel; todo esto me hacía sentir
muy especial, pero a la vez, trataba de mantener la cordura en esto, pues aún
estaba el problema que se había suscitado en la mañana con Isabel. Entonces un
pensamiento asaltó mi mente, y era que Axayácatl seguramente ya sabía de la
identidad de Isabel, decidí por tanto ir a buscarlo…
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