lunes, 16 de diciembre de 2013

Capítulos XLVII-XLVIII

Capítulo XLVII

Axayácatl continuaba encerrado en su cuarto, estaba completamente confundido debido a la decisión que debía tomar con respecto a lo que Isabel le había propuesto. Él siempre pensó que las dificultades de su vida pasarían una vez que se deshiciera de Francisco y Rogelio, pero no era así. Cuando se encontraba afligido por estos pensamientos, el teléfono de su casa sonó:

    - ¡Yo contesto! – gritó en seguida Inés.

    - ¡No, yo contesto! – de inmediato dijo Axayácatl, quien salió de su cuarto.

    - Yo contesto, estoy más cerca del teléfono – indicó su hermana.

    - No Inés, yo lo haré – Axayácatl no dejó que su hermana tomara la llamada. Él de alguna u otra forma presintió que esa llamada era de alguien de la escuela, por lo que no quería tomar riesgos.

    Finalmente él bajó hasta donde se encontraba el teléfono, justo al lado del pie de las escaleras. Él contesto, Inés quiso quedarse ahí para escuchar la conversación de su hermano, pero Axayácatl le lanzó una mirada que reflejaba su molestia por verla ahí. Inés se dio cuenta de ello y se alejó, pero no dejó de estar al pendiente de lo que diría Axayácatl.

    - ¿Sí? - respondió Axayácatl al teléfono.

    - ¿Qué te ha parecido lo de hoy?, ¿verdad que eso te hará aceptar mi propuesta? – como había sospechado Axayácatl, esa llamada era de alguien de la escuela, y justamente de la persona a la que más temía: Isabel.

    - Eres tú… ¿cómo conseguiste mi teléfono? – sorprendido, expresó Axayácatl.

    - Te diré que fue tan fácil esculcar entre los cuadernos de Jérémy para encontrar tu número; ¿recuerdas cuando en su clase de francés todos compartieron su teléfono?, bueno, pues yo he buscado el apunte de esa clase. Parece que el destino no quiere que te alejes de mí.

    - En verdad, no sé qué ganas con hacer esto – expresó él con temor. El valor que Axayácatl había mostrado anteriormente ante Isabel se había esfumado debido a la amenaza que ella había expresado, pues Axayácatl temía mucho por su integridad en la escuela.

    - ¡No sólo gano yo, imbécil! - gritó enojada Isabel-, ¿qué no entiendes que entre nosotros hay un maldito fenómeno llamado Clemente?, tenemos la oportunidad de acabar con la vida del marica ése, ¡pero tú no lo logras entender!; podemos ponerle fin a ese enfermo mental, sólo nosotros somos capaces de hacer que se largue del colegio.

    Las razones de Isabel eran fuertes para el corazón del joven, pues al igual que ella, Axayácatl creía que la homosexualidad era una enfermedad y un crimen que debía de ser castigado de cualquier forma. Si ya había logrado deshacerse de dos homosexuales como Francisco y Rogelio, pensar que ahora debía ir por Jérémy y por mí, era una idea que no le causaba miedo.

    Él guardó silencio un momento, silencio que expresaba su indecisión ante tal propuesta.

    - Yo sé que has sufrido porque tus dos mejores amigos sean así, y te entiendo; pero, ¿has pensado en cómo me siento yo porque mi hermano, alguien de mi familia, sea homosexual?, al menos en tu caso son tus amigos, pero yo tengo que lidiar con Jérémy, que vive aquí conmigo. Cuando supe que él era así, me dolió mucho, saber que Jérémy vivía en pecado y que estaba enfermo fue algo que me costó mucho tiempo superar, mucha veces intenté ayudarle, pero veía que él seguía en ese error, en esa vida asquerosa en que amaba a otro hombre, por eso decidí superar ese dolor que me causaba, supe que tenía que ser severa en cuanto a esta situación, y por ello es que me juré que haría lo posible para salvar a Jérémy de esa vida de pecado.

    "Pero en este viaje que hizo a México, me resultó más difícil resolver su conflicto, porque conoció a ese maldito de Clemente. Axayácatl, debes de saber que Clemente está enfermo, está loco, es un pecador total, no sigue las leyes de Dios. Clemente ha sido así toda su vida, al menos mi hermano no fue así desde siempre, porque alguna vez tuvo novia; pero Clemente no, me han contado que jamás se le ha visto con una mujer, por lo que es claro que desde que nació tuvo esos pensamientos pecaminosos. Él está enfermo desde el nacimiento, acabar con él será lo mejor para todos.

    Axayácatl quedó perplejo ante lo que había dicho Isabel. Si por él fuera, hubiera aceptado la proposición de su compañera por el poder de las palabras que había escuchado, pero había algo en el corazón del joven que no se lo permitía. Aunque Isabel había resumido todo el repudio que él tenía hacia los homosexuales, el recuerdo de la amistad que había tenido con Jérémy conmigo, le hacía dudar.

    - Pensaré en lo que dices, mañana te respondo - dijo muy serio él.

    - Sé que al final querrás apoyar una buena causa como esta, porque te importa mucho, al igual que te importa la integridad de tu secreto – dijo Isabel, al tiempo que colgó el teléfono.

    Axayácatl también colgó y se quedó pensativo. Entonces él, para no causar sospechas en su hermana, subió de nuevo a su habitación para ahí pensar detenidamente todo este asunto.

    Sin embargo, esas sospechas ya habían nacido en Inés, quien salió del escondite en donde había estado para así escuchar la conversación de su hermano.

    - << ¿Con quién habrá hablado? – pensó Inés -, ¿habrá sido Francisco quien le habló desde la cárcel? Axayácatl se escuchaba muy preocupado, y sus respuestas eran muy cortas. Podría pensar que era Francisco, pero no creo que ese idiota hablara a esta hora, si sabe que regularmente está mi madre y yo; aunque la insistencia de Axayácatl para contestar… - ella quedó pensativa – Creo que tendré que averiguar más sobre lo que pasa. >>

    Por su parte, Isabel se dirigió a su cuarto y se encerró ahí para no ser escuchada.

    - ¡No puedo creer que ese estúpido indio se haya tragado todas mis palabras!, en verdad que resulta muy fácil engañar a todos los de este país. Estoy a casi nada de conseguir lo que quería, lo que en verdad deseo al separar a Clemente de mi hermano. ¡Quiero a Jérémy!

    "No permitiré que Clemente se quede con mi hermano, no permitiré que Jérémy continúe besando a otros hombres ¡No más!, Jérémy tiene que ser mío, sólo mío. Sus brazos sólo me pertenecen, sus ojos sólo deben de mirarme a mí, su cuerpo debe estar junto al mío por la eternidad. La sangre que corre por sus venas es la misma que corre por las mías, estamos unidos por eso y por más. Ambos somos españoles, ambos somos bellos por gracia de Dios, ambos somos vasallos de nuestro Señor, y ese amor debemos compartirlo los dos, ese amor debe convertirse en un cariño mutuo entre él y yo. Yo sé que Dios nos unió en vida para que Jérémy y yo representemos la unión más pura en este mundo, y así lo haremos.

    "Dejar que se enamore de un hombre sería nuestra perdición, perderíamos ese don que nos ha dado el cielo. ¡No puedo permitir que siga con ese gusto!, ¡no debe vivir en el pecado!; pensar en que otro hombre besa a mi hermano, que lo abracen, que lo tomen de la mano ¡Nunca más!, el cuerpo de Jérémy me pertenece, al igual que su alma. Nuestra unión nada ni nadie la destruirá, y mucho menos un idiota como Clemente. La piel de mi hermano es mi deseo y mi pasión, y por ella lucharé ante todo, no permitiré que destruya su vida. Ha llegado el momento de defender lo que es mío por derecho natural.

    Las verdaderas intenciones de Isabel finalmente se habían expresado por sus labios. Imposible era revelar lo que ella había querido desde que llegó a México, por tratarse de un personaje que no se dejaba manipular, porque si en la propia novela no se ha dejado, mucho menos lo había hecho ante mi intención de hacerle expresar lo que ella buscaba.

    Con esta verdad revelada, la historia continuó con su trayecto, sin tener otro importante acontecimiento entre los personajes. Fue así que llegó el siguiente día, todos nos encontrábamos en clase de Educación Física. Como siempre, los hombres se habían juntado para jugar fútbol, mientras que las niñas se encontraban en otras actividades. Evidentemente, yo estaba con ellas.

    Por su parte, Josef y Jérémy todavía no habían entrado al juego, ellos se habían ido a cambiar al gimnasio para poder jugar. Ya casi habían acabado, sólo faltaba que Josef se pusiera los tenis.

    Mientras Josef acababa de hacer eso, Jérémy se había ido a sentar a su lado. Él se encontraba un poco pensativo, por lo que Josef se percató de ello, y aunque le daba pena preguntar qué era lo que pasaba, finalmente se decidió por hacerlo.

    - Y… ¿cómo vas con Clemente? – preguntó Josef, mientras se amarraba las agujetas de sus tenis.

    - Me siento confuso por él.

    - ¿Por qué?, si apenas ayer te notabas muy emocionado por el tema.

    - Lo sé, y en verdad que estoy emocionado por todo lo que pasa; pero por otra parte, a veces siento que no entiendo a Clemente. Siento que yo le he dado todas las señales suficientes para que iniciemos algo, pero él simplemente no me dice nada. Sí, sigue siendo tan lindo como siempre, pero no hay una pregunta clave de su parte - respondió triste Jérémy.

    Josef terminó de ponerse los tenis.

    - ¿Ese es el problema? – sin ningún tono de preocupación, dijo Josef.

    - Sí, ése es – expresó Jérémy sorprendido por el tono indiferente con que su amigo había hablado.

    - Entiendo. Bueno, tampoco lo puedes obligar a nada, él sigue siendo cariñoso contigo y creo que eso es algo que debes disfrutar, estoy seguro que Clemente tiene pena o miedo de dar el siguiente paso, recuerda que él nunca ha tenido un novio, por eso mismo le cuesta trabajo; además, ten en cuenta que ambos se sienten atraídos, y eso es lo importante - opinó Josef.

    Jérémy quedó muy sorprendido por las palabras de Josef, por un momento se sintió culpable por la forma en cómo había querido llevar toda la situación conmigo. Él entendió que se estaba viendo un poco impaciente y nada comprensible. Jérémy realmente quería que yo le propusiera formalizar las cosas, pero no pensó en mi inexperiencia ante ello, así que se tranquilizó y decidió entonces que las cosas fluyeran por sí solas.

    - No sé qué responder ante tus palabras, en verdad creo que he sido muy severo con esto de querer esperar una respuesta de su parte. Mi experiencia no me ha dejado ver lo que él no ha vivido. Siempre he estado acostumbrado a que los otros chicos me propongan algo de inmediato a que les doy una señal, y creo que eso también ha sido la causa de no tener buenas relaciones, porque apresuro las cosas sin disfrutarlas antes. Me siento mal por querer hacer lo mismo con Clemente; primero, porque me prometí que cuidaría de sus sentimientos, y segundo, porque estuve a punto de seguir el mal camino que he hecho con otras personas – dijo Jérémy muy serio.

    - No debes de sentirte culpable, después de todo es tan sólo un error que ya no tendrá consecuencias, yo creo que todos en algún momento lo hemos cometido, yo también lo hice alguna vez. Lo bueno fue que lo reflexionaste y lo expresaste, de lo contrario hubieras cometido lo mismo que otras veces. Deja de pensar tanto en esto, tan sólo vívelo.

    Jérémy de pronto juntó su rostro a sus manos en señal de preocupación.

    - Josef, perdona por molestarte o incomodarte, pero es que en verdad hay veces en que me siento tan desesperado por todo. Yo no quiero echar a perder esto que ha nacido con Clemente, porque ha sido de lo más lindo y único que he vivido. Muchos chicos en España me buscaban, pero con ninguno lograba sentir algo realmente puro, y sin embargo quería forzar las cosas, tal vez para sentir un cariño de un hombre, tan sólo por experimentar. Además de eso, la presión de mis compañeros, lo que los demás creían de mí, de que yo era un hombre que podría tener a cualquier chica a lado, todo ello significó una fuerte razón para tener miedo de decir lo que soy. Verles a ellas con verdadera ilusión de tener a un hombre masculino y atractivo como yo, luego pensar en mi familia, en mi hermana que siempre ha criticado duramente a los homosexuales, lo tanto que le dolería a mi madre el saber que yo soy así, el pensar qué diría mi padre, quien siempre ha querido verme feliz junto a alguien.

    "Todo eso fue causa para que yo viniera a México, la situación que viví en España explotó cuando conocí a alguien y todos comenzaron a sospechar de mí. Cuando vine aquí, pensé que podría empezar una nueva vida, sin fijarme en alguien, pero luego conocí a Clemente, y cuando le comencé a hablar y a notar algo en mí, quise por momentos negar todo para no caer en lo mismo, pero fue más fuerte el sentimiento del corazón, y no lo pude evitar. Traté de que todo fuera mejor a lo que había vivido antes, pero siento que no es así, y que poco a poco siguen regresando las sospechas, la presión, mi torpeza…

    Jérémy empezó a llorar, mientras seguía en la misma posición que se ha descrito.

    Josef, por su parte, veía a su amigo que se despedazaba en llanto.

    - Perdona por detenerte aquí – dijo Jérémy entre lágrimas.

    - Sabes que no hay ningún problema – contestó sinceramente Josef.

    Jérémy no dejaba de llorar, pero Josef no sabía qué decir para tranquilizar a su amigo, pues no podía entender del todo la situación de Jérémy, puesto que Josef nunca había vivido algo así. Él realmente quería expresarle su apoyo, pero no sabía cómo. De pronto miró a su amigo español fijamente, entonces Josef, con duda, se acercó un poco a él, lo miró con detenimiento y con preocupación. A Josef le dolía ver a su compañero así de triste, por lo que él extendió su brazo. Josef se quedó un momento quieto, pero el ver la incesante agonía de su amigo, hizo finalmente acercar a Jérémy a su hombro. Jérémy no se resistió ni un momento, y se recargó en el hombro de Josef.

    - ¿Sabes?, la verdad es que te envidio, porque tienes a alguien que te ama con mucha sinceridad. Clemente te ama, y nada los hará separarse. – finalmente expresó Josef.

    Jérémy entonces lo miró con una sonrisa, las lágrimas seguían brotando de sus bellos ojos, entonces el joven español no pudo evitar abrazar a su amigo. Josef se pasmó un momento por tal acto, pero segundos después se disipó esa extrañeza, y también terminó por abrazar a su amigo.

    Mientras tanto, afuera del gimnasio, Isabel había salido al baño para en realidad ver a Axayácatl y encontrarse a solas. Finalmente, ella lo encontró en el árbol de atrás de la biblioteca.

    - Me alegra saber que has venido como acordamos cuando llegamos a la escuela - dijo Isabel en cuanto lo vio.

    Axayácatl no expresó nada y tan sólo miró a su compañera fijamente.   

    - Y bueno, ¿finalmente por qué te decidiste? – Isabel expresó interesada.

    - Isabel, ante todo lo que me has propuesto, me he puesto a pensar que antes de que me dijeras sobre la sexualidad de Jérémy y Clemente, tú solías molestarme cruelmente. Ahora que hemos descubierto lo que ellos son, me buscas con interés y me tratas como si fuéramos muy buenos compañeros. – Axayácatl hizo una pausa para ver la reacción de Isabel, quien mantenía la vista fija en él. Él entonces prosiguió -. Yo sé que sólo me quieres utilizar para un propósito, realmente no te interesan mis ideas ni mi vida.

    Isabel cambió su mirada segura a una expresión de sorpresa debido a las palabras de Axayácatl, pues él había descubierto el interés con que ella había estado manejando todo.

    Entonces Axayácatl continuó:

    - Pero te seré sincero, a mí tampoco me interesa lo que tú piensas, ni la situación que tengas con tu hermano. Está claro que tú y yo jamás seremos amigos.

    - Vaya, qué bien piensas – con frialdad, añadió Isabel.

    - Sin embargo, si se trata de unirnos para una buena causa, como la de hacerle ver a una persona que está enferma, como lo es un homosexual, entonces acepto el trato que me propones, y acepto que me utilices, así como yo también te utilizaré. Juntos haremos que Clemente se vaya de la escuela – decidido, dijo Axayácatl.

    Isabel, cuando escuchó esto, sonrió enormemente al ver que su plan estaba casi completado, y para disimular sus oscuras intenciones contra Axayácatl, expresó lo siguiente:

    - Veo que te he subestimado demasiado, por lo cual me arrepiento; lograste ver todo el interés que había detrás de mi proposición. Pero bueno, el que hayas descubierto mi intención creo que nos ayuda mucho, porque así podemos agilizar bastante las cosas. Lo importante ahora es que finalmente has decidido apoyarme, y créeme que no te arrepentirás.

    Axayácatl sonrío con la misma maldad con la que Isabel también sonreía. Ambos habían hecho un trato con el cual buscarían deshacerse de Jérémy y de mí.

    Por otro lado, Jérémy y Josef ya iban hacia el partido de fútbol para por fin jugar. Jérémy ya se había tranquilizado, sus ojos no mostraban ya el llanto que había tenido minutos antes. Ambos ya iban a entrar al partido, pero:

    - ¡Jérémy! – grité desde lejos, mientras me acercaba a él.

    Él volteó con una gran sonrisa de emoción por haber escuchado mi voz.

    - Clemente, qué alegría verte. – dijo de inmediato él.

    - Tengo que darte algo – comenté nervioso.

    - Claro, ¿qué es? – extrañado expresó.

    Discretamente saqué una pequeña carta de mi bolsillo; él, al verla, quedó sorprendido y sin palabra alguna. De inmediato hizo una sonrisa, tal vez involuntaria, con la cual reflejaba emoción. Él tomó la carta.

    - Es para ti, yo… yo espero que te agrade; por favor, no la leas aquí en la escuela, espera a que llegues a tu casa – indiqué muy apenado, tenía mi rostro sonrojado. Él no respondió nada, su sonrisa decía todo lo que él sentía en ese momento: emoción y agradecimiento.

    Entonces yo me fui para que pudiera entrar Jérémy al juego. Mientras me alejaba no lo perdía de vista, veía cómo se integraba lentamente al partido. Jérémy no quitaba esa expresión de emoción en su cara, misma que Josef notó…

Capítulo XLVIII

Interminable parecía el día de clases para Jérémy, él estaba ansioso por llegar a su casa para por fin poder abrir y leer la carta que le había entregado.

    Antes de la última clase del día, Josef se acercó a Jérémy. Se ha referido ya que Josef se percató del momento en que le entregué la carta a su amigo, razón por la cual Jérémy no quitaba de su rostro una sonrisa que reflejaba su emoción.

    - Te notas bastante feliz y ansioso, ¿sucedió algo? – preguntó Josef.

    - ¿Cómo, en verdad en mi rostro se ve eso? – respondió sorprendido Jérémy.

    - Sí, además de que te ves muy diferente a como estabas en el gimnasio.

    Jérémy se sonrojó un poco, volvió a sonreír por la pena que le causaba el que su amigo se hubiera dado cuenta de lo que le pasaba.

    - Clemente me ha dado una carta antes de que yo entrara a jugar. Él me ha dicho que no la lea hasta que llegue a casa, ya no aguanto más para poder ver lo que dice – finalmente, el joven español habló con mucha emoción.

    - ¿Ves?, te dije que era cuestión de tiempo para que él te diera alguna respuesta – dijo Josef, quien sonrío de una forma en que expresaba el ya ser conocedor de lo que había acontecido momentos antes.

    - Mañana te diré qué es lo que dice la carta. Muchas gracias, amigo.

    Tras esta breve conversación, comenzó la última clase del día. Cuando hubo terminada, todos nos dirigimos a nuestras casas. En el trayecto de salida de la escuela, yo no pude voltear a ver a Jérémy, pues me daba pena el volver a ver su rostro después de haberle dado esa carta que guardaba importantes palabras para su corazón.

    Él, por su parte, se apresuró para poder llegar a su casa. Isabel, que iba a su lado durante el trayecto, notó la prisa que su hermano tenía para ir a su hogar, por lo que ella expresó:

    - ¿Se puede saber por qué tanta prisa?

    - Tú sólo apresura el paso, necesito llegar a tiempo – indicó Jérémy.

    Isabel miraba con extrañeza la actitud de su hermano, ella sabía que esa necesidad por apresurar el paso se debía a que Jérémy estaba emocionado por hacer algo.

    - << Seguramente tiene que ver con Clemente – pensó su hermana -, parece que cada vez están más juntos esos dos. Debo de darme prisa si quiero impedir que Jérémy se enamore >>.

    Finalmente los dos llegaron a su hogar. En cuanto lo hicieron, Jérémy corrió a su habitación sin si quiera dejar su mochila. Él entonces se encerró en su cuarto. Ahí permaneció recargado en la puerta, tenía una gran emoción que ni él mismo podía controlar, sus manos temblaban, sus piernas se tambaleaban.

    Entonces Jérémy alzó su vista y vio su compatudara, en seguida la prendió lo más rápido que pudo, entonces él puso la canción de “J´en ai marre!” de Alizée. Jérémy quería darle un valor más significativo a ese momento especial.

    Ya puesta la canción, él desdobló lentamente la carta, entonces comenzó a leer.

    No sé qué empezar a decir. Seguramente crees que soy un cobarde por haberte dado una carta y no haberte dicho esto personalmente, pero no encontraba en mí la fuerza necesaria para poder estar frente a tu persona y expresar todo lo que dice esta pequeña hoja. Es por eso que me decidí a escribirte, porque creo que siempre he dicho mejor las cosas por escrito.

    Hace mucho que deseaba dedicarte algún poema, pero la escuela y otros acontecimientos no me permitían. Necesitaba un tiempo y una chispa de inspiración. Creo que realmente la inspiración siempre la he tenido, pues es tu persona, pero mi corazón se encontraba en dudas porque no sabía si era correcto escribirte, puesto que no sabía si a ti te gustaban los hombres, como a mí.

    Ahora que ya lo sé, y que también conozco que tú y yo correspondemos en sentimiento, mi latir encontró el momento perfecto para dedicarte algunos versos. Seguramente no serán los mejores que leas, ya que tú has leído bastante, pero debes saber que ellos están escritos con todo el amor que te tengo.

    Espero sean de tu agrado:

Buscaba en mi camino
a alguien como tú
para que mi corazón
latiera de modo distinto.

Te encontré, hoy estás aquí,
¿qué debo decir o hacer?;
trato de que no sea algo tan fácil,
ni de lo que todo mundo dice.

Por eso, ante la luna llena,
decidí transformarme en ángel
y a tu cuarto entrar
para abrazar con mis alas tu persona.

Al estar tan cerca nuestros labios,
pude entender que era momento
para decirte lo tanto que te quiero
en esta noche en que estamos unidos.

Así pude tenerte frente a mí otra vez,
así me armé de valor para mis poderes usar;
y por este medio poderte
todo mi amor declarar.

    Como te mencioné – continuaba mi carta – es un pequeño poema que no es el mejor, pero que expresa todo lo que siento ahora por ti. Que se llama amor puro.

    Jérémy, perdona si esperé un poco de tiempo, pero mi amor no sabía cómo expresarlo. Hoy por fin estoy listo para decirlo: ¿quieres andar conmigo?

Clemente

    Jérémy, después de leer la carta, sonrió enormemente, se llevó la hoja al corazón y suspiró mientras cerraba sus ojos.

    - Mi querido Clemente, yo también te amo.

    Paralelo a ese momento, Axayácatl recién llegaba a su casa. Similar al día anterior, él se subió a su recámara para encerrarse. Inés, la única que se encontraba en su hogar, notó denuevo la acción de su hermano, entonces ella decidió que no esperaría más para saber lo que pasaba con él.

    Ella entonces subió e intentó abrir la puerta del cuarto de Axayácatl, pero ésta tenía seguro, por lo que Inés preguntó desde afuera.

    - ¿Axayácatl, te sucede algo?

    - No – él contestó cortante.

    Inés se quedó un momento callada debido a la respuesta de su hermano, ella estuvo a punto de volver abajo, pero insistió:

    - ¿Estás seguro que no te pasa nada?, ¿no quieres comer?

    - No, véte, déjame solo – volvió a responder con tono serio su hermano.

    - Escucha, en estos días te he notado muy raro, me preocupas.

    - Pues no te preocupes tanto, vete.

    Inés ante esa respuesta se molestó y decidió no continuar con las preguntas. Ella entonces, sin decir más, volvió a la cocina.

    Axayácatl, cuando escuchó que su hermana ya se había alejado de la puerta, se recostó en su cama y comenzó a pensar:

    - << Me siento tan mal por lo que te voy a hacer Clemente, pero no tengo otra opción. Verte todos los días con ese maldito de Jérémy es algo asqueroso, me da miedo y repudio acercarme a ti. Ambos no pueden llevar esa vida pecadora y sin objetivo alguno, sé que son buenas personas, pero eso que tienen en verdad es una enfermedad, es una confusión, lo mejor es que ambos se alejen de los que somos normales.

    "Les haré un bien cuando los separe definitivamente, por fin podrán llevar una vida normal si se dan cuenta que eso que sienten es un error ante el mundo, deben de entender que jamás serán bien vistos si siguen así de enamorados.

    Axayácatl estaba muy convencido de lo que iba a hacer. Así pasó el tiempo, y llegó el siguiente día.

    Yo había llegado muy temprano a la escuela, por lo que estaba casi solo en la formación. Sinceramente hubiera preferido llegar más tarde, pues el esperar tanto tiempo para ver a Jérémy me ponía aún más nervioso. No sabía qué era lo que me diría ante la pregunta que le hice por la carta, había momentos en que me arrepentía de haberle preguntado eso de una vez, pero ya no podía esperar más, necesitaba saber si él me amaba tanto como yo a él, si estaría dispuesto a pasar su destino conmigo.

    En fin que no podía estar quieto, me movía de un lado para otro sin saber a dónde iba en la escuela, caminaba por el patio y luego regresaba a la formación de mi grupo, pero todavía no estaba Jérémy. El tiempo era eterno, más para mi corazón enamorado, él quería que las cosas se dieran sin demorar.

    Finalmente, llegó Jérémy. Yo no sabía cómo reaccionar ante su mirada, ¿debía sonreírle, debía mirarlo fijamente, debía hacerme el que no lo vi?; no hubo necesidad de nada de eso, pues él me hizo señas para que yo lo acompañara atrás del asta bandera.

    Caminé discretamente hacia allá. Entonces llegué con él.

    - Hola – me dijo con una gran sonrisa en su rostro.

    - Hola, qué bueno que ya llegaste – la expresión del rostro de Jérémy había calmado mis nervios.

    - No sabes lo tanto que deseaba estar aquí para verte.

    - Igual yo, creo que no fue buena idea el que llegara temprano… - expresé apenado.

    - No hay momento del día en que no quiera estar contigo – él entonces me abrazó.

    - ¿Pudiste leer la carta? – dije mientras mi rostro estaba en su pecho.

    - Claro, la he leído.

    - Perdona si no fue la gran cosa, yo en verdad…

    - Clemente - me interrumpió -, no empieces a decir eso, sabes que todo lo que tú me das en sumamente especial para mí. No tienes idea de lo feliz que me has hecho con el poema que me diste ayer, esa carta ha sido lo más hermoso que jamás nadie me haya dado en mi vida, nunca lo olvidaré, nunca.

    - ¿En serio te gustó? – dije emocionado mientras lo volteé a ver a la cara.

    - ¿Acaso no me crees? – preguntó con tono juguetón.

    - Claro, pero es que es un poema…

    - Veo que no me crees. Ya sé qué hacer para que sepas lo especial que fue para mí eso.

    Jérémy entonces me tomó de los hombros y me recargó en la pared del muro del asta bandera. Él entonces comenzó a besarme.

    Aquel beso entre Jérémy y yo, el segundo de esta historia, fue tan tranquilo, tan suave, sin marcas de otras intenciones, era natural, iba al compás del tiempo y del viento.

    Tanto me moría por probar de nuevo sus labios, sus labios rojos y hermosos; ahora ellos estaban una vez más con los míos, en una danza celestial que retaba a cualquiera que nos pudiera ver en ese momento. El tiempo que había esperado para ver a Jérémy, ese tiempo eterno, fue el mismo que había durado ese beso con él, pensaba que nunca acababa. Ninguno de los dos quería detener ese mágico momento, ninguno quería separarse del otro.

    Desafortunadamente, nada dura para siempre, y menos si se tiene uno que esconder de la demás gente. El beso terminó, él me miró fijamente y yo a él. Jérémy me sonreía.

    - Creo que debemos de regresar, sino sospecharán – opinó él.

    Yo no tenía palabras para responder, por lo que sólo asentí con la cabeza. Mientras caminábamos de regreso a la formación, yo le había dicho que era la primera vez que le dedicaba un poema completo a alguien, cuando él escuchó esto, me sonrió, y antes de llegar con el grupo, él me susurró al oído lo siguiente: “Mi respuesta es sí, sí quiero andar contigo”. Cuando escuché estas palabras en mi oído, sonreí como nunca lo había hecho antes, mi cuerpo por un momento se congeló, y mis ojos expresaron la sorpresa que merecía tal acontecimiento.

    Jérémy entonces se alejó de mí para ir con sus amigos. Yo, por tanto, decidí pasar al baño en los pocos minutos que quedaban para que tocaran la campana. Estaba tan emocionado por la respuesta que me había dado Jérémy, ¡por fin había obtenido el sí!, ¡por fin él y yo éramos algo, algo especial!, me sentía bendecido, emocionado. Nunca me habían dado un sí por respuesta, mucho menos de esa forma, realmente este día se había convertido en el más increíble de mi vida. Los nombres de Jérémy y Clemente ahora se escribirían juntos para la eternidad.

    Pero de pronto, una sombra se posó justo atrás de mí, en mi hombro sentía una mano que detenía mi caminar. Por un momento pensé que era él otra vez, por lo que volteé de inmediato, y fue mi sorpresa ver que era Axayácatl.

    - ¿Clemente? – expresó él con tono serio.

    - Axayácatl… - dije totalmente impactado.


    - Quiero hablar contigo, ¿podemos ir a algún lugar?, es sobre el asunto entre tú y Jérémy – me comentó…

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Capítulos XLV-XLVI



Capítulo XLV

La confesión de Jérémy había provocado un mar de reacciones en los dos. Para uno, fue una liberación sentimental el hecho de expresar su amor, para otro, fue  una enorme sorpresa que le hizo ver de otra forma a su amigo.

    - ¿Hablas en serio, Jérémy? - dijo Josef, no dando crédito a lo que había dicho Jérémy.

    - Así es amigo - confirmó Jérémy.

    - Vaya, realmente no me imaginaba algo así esto de tu parte.

    Josef quedó muy pensativo tras decir esto, ninguno de los dos amigos se atrevía a pronunciar una palabra. Finalmente, al ver la reacción de Josef, fue Jérémy se decidió a hablar.

    - Bueno, creo saber lo que estás pensando acerca de mí, y creo que no te culpo por lo que opinas. Así que será mejor que yo… - Jérémy ya se estaba levantando para irse de ahí, pero…

    - Jérémy, no, no te levantes. Respóndeme, ¿amas en verdad a Clemente? – Josef preguntó, viendo fijamente a su amigo.

    - Sí, le amo bastante – respondió Jérémy sin dudar.

    - Entiendo, ¿podrías sentarte? – exclamó con tono muy serio Josef.

    El joven español, al notar la seriedad con que hablaba su amigo, decidió sentarse en el mismo lugar en donde estaba.

    - ¿Sucede algo con Clemente? – preguntó Jérémy preocupado.

    - ¿Por qué Clemente?... ¿Qué fue lo que te agradó de él? – Josef preguntó con ciertas pausas en su cuestionamiento.

    - Él… él es muy diferente a los demás, sus sentimientos son puros y por tanto inocentes. Verle hablar sorprende a cualquiera, tiene un gran intelecto que es capaz de crear cualquier cosa que se le antoje, su inteligencia es única. Pese a eso, debo confesar que cuando le vi por primera vez no generó nada en mí, no es de los chicos que suelen impactar por su belleza a primera vista, pero conforme le fui tratando, me di cuenta que él es muy curioso, y esa curiosidad no pudo fingirla en cuanto me vio a mí, él siempre me observaba y quedaba embobado cuando yo estaba cerca o enfrente de él, eso hizo que le prestara atención para ver qué nueva reacción tenía. Cuando le empecé a hablar, todo cambió, descubrí en Clemente a un ser inocente y tierno, un hombre que se ponía nervioso cuando yo estaba ahí con él. Todo eso sirvió para que poco a poco pensara en esa inocencia que lo caracteriza, entonces todos los días recordaba su imagen, su rostro fino, su cabello negro, su cuerpo delgado y frágil, pero sobre todo sus ojos, esa mirada suya tan fuerte, tan profunda, es en ella en donde se guarda la fortaleza de su alma, cuando te ve es como si te hipnotizaran sus pupilas, como si te retaran para seguir su juego de danzar con ellas. Por donde le vea, Clemente es un chico excepcional, uno que jamás encontré en otros lugares.

    Ante toda esta explicación de Jérémy, Josef quedó aún más impactado por sus palabras, lo miraba con sorpresa y no podía quitar de su rostro esa expresión de revelación. 

    - Perdón, creo que me exageré un poco en mi respuesta – de inmediato añadió Jérémy.

    - No, no, estuvo bien, creo que ahora entiendo – todavía sorprendido, dijo Josef.

    - ¿Entender qué?

    - Creo que debo de decirte algo Jérémy, espero que no te moleste.

    Jérémy, ante esas palabras de su amigo, se puso nervioso a la vez que intrigado.

    - Dime.

    - Te hice esa pregunta porque quería saber qué es lo que siente un hombre que gusta de Clemente. 

    - Aún no tengo del todo claro por qué hiciste esa pregunta – Jérémy, de inmediato expresó
    - Bueno, es que lo que quería saber era porque… porque… - Josef por nervios no podía terminar su frase –, era porque creo que yo le gustaba a Clemente.

    Las palabras de Josef hicieron que Jérémy fuera ahora el sorprendido, él no pudo ocultar su impresión ante tal noticia, pues sus ojos de inmediato se abrieron a causa de la emoción.

    - Pero, ¿cómo lo sabes? – preguntó impactado Jérémy.

    - Un amigo, compañero del salón, me contó que una vez alcanzó a ver que un poema que había escrito Clemente tenía mi nombre al final de la hoja. Clemente nunca me dijo sobre ese gusto, pero sospecho que lo que sentía por mí se acabó desde el momento en que tú llegaste a la escuela.

    - Así que Clemente gustaba de ti… ¿por qué me hiciste esa pregunta sobre si le amaba? – Jérémy preguntó sin entender del todo lo que quería dar a entender Josef.

    - Antes que responderte eso, debo decir que mi segunda pregunta, sobre qué era lo que te había llamado la atención de él, la pregunté porque desde el momento en que yo supe sobre ese gusto de él por mí, yo no pude verlo de la misma forma, incluso debo confesar que a veces me dolía ser tan cortante con él cuando se llegaba a acercar a mí; pero es que en verdad yo no podía entender cómo era que Clemente podía gustar de mí, de otro hombre… Y cómo podía uno enamorarse de otro chico.

    - Pues creo que ya has visto cómo: se trata de otro humano del que te puedes enamorar, como yo de Clemente – dijo un tanto serio Jérémy.

    - Sí, creo que ya me quedó un poco claro. Disculpa si te ofende el que te haya preguntado eso, o sobre cómo traté a Clemente, pero es que todavía no entiendo cómo es que dos hombres…

    - ¿Acaso te molesta, Josef? – Jérémy interrumpió a su amigo.

    - No, no, para nada, yo no tengo ningún problema con que alguien sea así. De que no comprendo cómo es que un hombre puede besar a otro hombre es algo que no te negaré; pero, eres mi amigo y te estimo mucho Jérémy, te dije que no me imaginaba esto de ti porque muchas mujeres de aquí quisieran salir contigo y que fueras tú su novio, pero tendrán que quedarse con las ganas, porque tú ya tienes a una persona especial – esto último lo dijo Josef con una sonrisa que expresaba su simpatía con que Jérémy tuviera esos gustos.

    Jérémy también sonrío, entonces dijo:

    - Soy consciente de que muchas quieren conmigo, pero yo nunca me he fijado en alguna de ellas, porque mi corazón sólo le pertenece a Clemente. Por otro lado, debo de agradecerte con toda honestidad que aceptes lo que soy, que respetes y que no te alejes de mí por mis gustos. Aunque es verdad que aparento no ser así, lo hago más que nada porque sé cómo son los de nuestra edad, que podrían tomar esto a burla, y también lo hago por proteger a Clemente. Así que muchas gracias, Josef.

    - No tienes nada qué agradecer Jérémy, para mí no es ningún problema el tener un amigo con esas preferencias, creo que en cierta forma me resulta algo lindo tenerlos como amigos.

    Jérémy sonrío para expresar la alegría que le causaba las palabras de Josef.

    - En cuanto a la pregunta de que si amabas a Clemente, la hice porque quería saber qué tan grande era tu sentimiento por él. La verdad es que Clemente es una gran persona, a veces es un tanto serio, pero cuando le hablas, te das cuenta que en él puede haber un gran amigo. Yo creo que en tu sentimiento eres totalmente correspondido, porque es obvio que él también tiene esos gustos, eso lo sospechamos todos desde el primer año de secundaria. Así que, si logran estar juntos, créeme que yo los apoyaré en todo lo que pueda.

    - Josef, no tengo palabras que me ayuden a expresar mi agradecimiento ante lo que acabas de decir. Eres la primera persona que me muestra apoyo en esto de mi sexualidad. Yo siempre viví con miedo de decir lo que soy, lo que he decidido para mis gustos, por eso nunca me atreví a expresarlo, porque sabía que me rechazarían y se alejarían de mí, como me pasó en España. Ni si quiera mi mamá sabe sobre mi sexualidad, y mucho menos mi padre, siempre con los hombres me ha dado tanto temor hablar sobre ello porque, como dijiste, ustedes nunca pensarían que yo soy así, porque me gusta el fútbol, porque me veo muy masculino, y porque soy el favorito de muchas mujeres. Pero nada de eso me define, lo único que dicta lo que soy son mis sentimientos.

    "Por ello es que tus palabras, y tu actitud ante mi sexualidad, me sorprenden y me llenan de felicidad, porque te preocupaste por saber lo que sentía y cómo lo sentía, y cuando te dije mis razones, no te espantaste, y antes bien me mostrarte tu apoyo. No cabe duda de que eres mi mejor amigo, muchas gracias, Josef.

    Josef sonrío enormemente ante la expresión de Jérémy, quien estuvo a punto de llorar, pero no lo hizo, porque sabía que muchos de los que estaban cerca de ellos se darían cuenta.

    - Nunca temas decir lo que eres, ustedes también sienten como nosotros, y no son diferentes. Ten por seguro que los apoyaré, y que no diré nada sobre tu sentimiento por Clemente.

    Jérémy volvió a agradecer a su amigo por sus palabras, y por su promesa de no decir nada al respecto de su sexualidad, con lo cual ambos terminaron su conversación sobre los sentimientos de Jérémy.

    En cuanto a mí, todavía seguía con Lizeth, quien me había confesado que sabía algo de lo que yo sentía por Jérémy.

    - Lizeth… - expresé sorprendido por su confesión - ¿Cómo es que tú…?

    - Amigo, tranquilo – ella me interrumpió al notar mis nervios para hablar -. Recuerda que tú y yo nos conocemos desde hace ya tres años. Cuando descubrimos lo que pasaba en nuestros sentimientos, dijimos que ninguno de los dos podría ocultarle al otro cuando llegara a nuestra vida una persona especial, pues esa persona nos haría inmensamente felices, tanto que ni si quiera podríamos fingir lo que en nuestro corazón pasaría. Ahora veo con alegría que a tu vida ya llegó esa persona que esperabas, lo cual me hace feliz, porque tú lo eres Clemente, porque tú y yo confiamos en el destino como en ninguna otra cosa. Juntos descubrimos lo que somos, y juntos nos daríamos cuenta cuando uno estuviera enamorado.

    Aunque recordaba la promesa que había hecho con Lizeth, por otro lado, todavía no me atrevía a confesarle lo que sentía por Jérémy por tratarse él de alguien tan cercano a nosotros, además de mi indecisión sobre si debía o no sentir algo por él, por no saber si él correspondería a lo que sentía.    

    Antes de contestarle a mi amiga, solté una pequeña sonrisa de felicidad. Entonces dije:

    - Como siempre, eres la primera que se da cuenta de lo que siento, y que lo dice de una forma tan precisa que ni yo podría lograrlo. Tienes razón, tanto tiempo esperamos porque a cada uno le llegara una persona que concordara con nuestros sentimientos. Hoy por fin llegó a mí Jérémy, y debo de confesarte que tus palabras me han ayudado mucho, porque cuando empecé a sentir algo por él, siempre lo negué. No quería aceptar el que me encariñara con Jérémy, porque sabía que él nunca se fijaría en mí, pues pensaba que sus gustos eran diferentes a los míos.

    "Pero pese a que pensaba eso, poco a poco mi corazón latía cada vez que lo veía, mi mente hacía que recordara y viera a su persona en todo momento, en todo lugar. Todo eso hizo que mi felicidad por verlo, por estar con él, no se pudiera negar, pero sé que muy pocos se dieron cuenta de ello, incluso podría asegurar que sólo tú te diste cuenta de la emoción que recorría mis venas cuando Jérémy se me acercaba. Por eso, ahora que me dices esto, pienso que lo que siento por él vale la pena, que es puro y verdadero, porque tú, mi mejor amiga, lo sabe y se dio cuenta de ello, lo cual muestra que Jérémy es mi verdadero amor, el único que he tenido y con el que quiero vivir. 

    Lizeth sonrió enormemente ante mis palabras.

   - Y dime… ¿Ese amor es correspondido? – preguntó suavemente.

   - Lo es.

    - ¡No lo puedo creer!, ¡Amigo, lo tienes, es tuyo, Jérémy también te ama!, ¡Ustedes son ya uno mismo! – de inmediato expresó con suma emoción.

    - Tú bien sabes que es la primera vez que un hombre se fija en mí. La verdad pensaba, antes de que él llegara, que nunca nadie podría amarme, porque son pocos los que somos así, y que mi destino siempre estaría condenado a buscar fallidamente algo con alguien; pero con Jérémy todo fue diferente, todo se dio de manera tranquila, inesperada. Por eso me enamoré, me enamoré por primera vez, y creo que si se da algo, puede ser en verdad mágico. – con una expresión en mi rostro que reflejaba mi felicidad, dije con tono alegre.

    - Amigo, pocas veces te he oído tan feliz y demostrando una emoción que hasta a mí me contagia. Lo logramos, poco a poco la vida deja de ser tan difícil para nosotros. Sabes que te deseo lo mejor, y que los apoyaré en todo momento – dijo Lizeth, y al tiempo me abrazó fuertemente.

    Esto hablábamos Lizeth y yo en un lado del patio; pero del otro lado de la escuela, todavía sentado, en las bancas que están afuera de los talleres, Axayácatl se encontraba solo, aunque no por mucho tiempo…

    - Hola, mi querido Axayácatl – expresó Isabel, que se había acercado a él.

     - Hola – respondió pusilánime Axayácatl.

    - ¿Cómo es que te encuentras tan solo aquí, sin jugar con los demás? - preguntó cínicamente Isabel.

    Axayácatl se quedó callado por unos segundos ante la pregunta de su compañera. Él seguía viendo a los otros jugar fútbol, en cuyo juego ya habían entrado Jérémy y Josef a jugar.

    Aunque Axayácatl todavía se sentía extrañado por el reciente conflicto de Francisco y Rogelio, por otro lado, en un ser también se encontraba el enojo y la frialdad con la que veía mi relación con Jérémy. Era su alma un campo de batalla en donde tantas emociones se confrontaban.

    - ¿Qué es lo que quieres, Isabel? – finalmente preguntó serio Axayácatl.

    - Vaya, qué seriedad la que tienes. No sé por qué algo me dice que por fin te has dado cuenta de la verdad que te había comentado sobre Clemente y sus intenciones con mi hermano… ¿Ves?, te dije que tarde o temprano notarías tal actitud de su parte - le comentó Isabel.

    - Sí, tenías razón, y ya lo noté.

    - Me alegra saber eso. Pero veo que esa noticia te ha causado mucho enojo, seguro porque pensabas que ellos dos eran tus amigos, y que no eran para nada así – Isabel, al ver la seriedad de Axayácatl, continuó -. Es más, déjame adivinar, seguro le insinuaste a Clemente si él tenía esos gustos, y él de una u otra forma te negó todo, es por eso que estás enojado, porque él te dijo algo y al momento te diste cuenta que te mintió, que tu único amigo de esta escuela te ocultó la verdad. Sinceramente, yo también me pondría así si mi mejor amiga me mintiera con algo como eso – era obvio que estas últimas palabras de Isabel eran falsas, pues se sabe que el egoísmo de ella es tan fuerte que la amistad no cabe en su corazón.

    - Piensas bien – cortante, respondió Axayácatl.

    - Gracias, ¿y sabes Axa?, como entiendo totalmente tu enojo, he venido a pedirte un favor en cuanto a lo que hemos descubierto sobre ésos dos.

    Cuando Isabel comentó sobre este favor, de inmediato Axayácatl volteó a verla.

    - Vaya, veo que he cogido tu atención. – expresó Isabel con una gran sonrisa maliciosa en su rostro.

    - Habla.

    - Bien, lo que te diré a continuación es por el bien de todos. Tú sabes lo mal que le hacen a la sociedad esos homosexuales, ellos no merecen vivir cómodamente entre nosotros, su enfermedad puede pasarse a otras personas, es muy peligroso tenerlos cerca. Por eso es que no podemos permitir que Clemente ni que Jérémy estén cerca, tenemos que hacer que dejen de vivir en pecado y en enfermedad entre ellos, pero para lograr esto tenemos que alejarnos, y también separarlos de nuestras vidas. Es por ello que he ideado un plan, éste trata en que platiques con Clemente, que te veas normal y nada enojado, que le digas que te lamentas por encontrarte así de serio con él, que le plantees la razón por la cual tú estás así de alejado de él, es decir, que le confieses que tú piensas que es homosexual. Así entonces, le dirás que estás dispuesto a volver a ser su amigo siempre y cuando él te confiese que es homosexual, al igual de que también confiese de que le gusta mi hermano.

    - ¿Y que se ganará si me confiesa que él es gay? – preguntó extrañado Axayácatl.

    - Mucho, ganaremos mucho, porque tú grabarás su voz cuando te confiese la verdad. Entonces, cuando ya tengas esa grabación y me la entregues, la divulgaremos por toda la escuela. Así se sabrá todo, y esos dos se irán de este lugar. – expresó, con una gran sonrisa, Isabel.

    Axayácatl se quedó sin palabra alguna, pues no podía creer lo que acababa de escuchar.

     Isabel, al notar tal reacción de su compañero, le extendió su mano. En ella estaba un celular.

    - Con este celular podrás grabar el momento en que Clemente te confiese lo que él es – dijo Isabel.

Capítulo XLVI

Axayácatl miró por un momento el celular, en su rostro se reflejaba la sorpresa que le causaba todo eso de la proposición de Isabel. Tener ahí enfrente de él el artefacto que podría causar mi ruina y la de Jérémy, hacía que Axayácatl se confundiera todavía más. Pero pese a tal confusión, lo primero que él respondió fue:

    - No lo haré – entonces, con su mano, hizo a un lado el celular.

    - ¿¡Qué!? – molesta, preguntó Isabel.

     - Ya te lo dije Isabel, no lo haré, y no insistas más - respondió seguro Axayácatl.

    - ¿Cómo de que no lo harás?, ¿qué no te das cuenta que te estoy dando la oportunidad de que le hagas un bien a esta escuela? – muy molesta, expresó Isabel.

    Pero era imposible, Axayácatl volvió a fijar su mirada en el juego de fútbol, sin prestarle atención al enojo de Isabel. Entonces ella miró con desdeño a su compañero, y sin nada más se volteó enfurecida para volver con Angélica, sin embargo, en ese momento, un pensamiento cruzó por su mente, por lo que Isabel de inmediato maquinó una nueva forma para convencer a Axayácatl de que hiciera lo que ella quería.

    Entonces ella volvió a darse la vuelta y regresó con Axayácatl. Éste la volvió a mirar.

    - Ya te dije que no lo haré, hagas lo que me hagas. – afirmó Axayácatl.

    - Veo que tu obstinación por hacer algo bueno te detiene. La verdad es que no lo entiendo, si Clemente te mintió y te engañó todo este tiempo, ¿cómo es que todavía quieres mantener su secreto?, ¿o es que acaso tú también eres como ellos? – con cizaña exclamó ella.

    - ¡No vuelvas a decir eso! – Axayácatl se levantó molesto y se puso enfrente de su compañera, pero Isabel no sintió temor alguno.

    - Eso pensé, hay algo en tu interior que no te deja estar del todo bien, yo sé que en el fondo quieres hacer lo que te he propuesto, pero te da miedo. Está bien, decide lo que quieras, pero tan sólo recuerda que yo sé un secreto importante sobre ti, y que si quiero se lo puedo contar a todo el mundo. Puedo decir sobre lo que le decías ese día a Clemente, y de cómo estabas golpeado de toda la cara. Tan sólo piénsalo Axa.

    Axayácatl, al escuchar esto, sintió cómo su cuerpo se estremeció, sintió miedo de lo que Isabel decía, y por tanto no respondió nada. Isabel entonces se fue.

    Cuando acabó la conversación entre ellos dos, sonó la campana que anunciaba el fin del receso, por lo que todos regresamos a nuestros salones. En el trayecto, Lizeth me comentó algo.

    - Por cierto, Clemente, hay algo que hace varios días te quería comentar, pero que no me había atrevido a decirte porque estabas con Jérémy, y no podía decírtelo frente a él.

    - ¿Qué es lo que me querías decir?

    - Es sobre Axayácatl – en seguida dijo ella.

    - E cierto, tú querías decirme algo sobre él, ¿qué era?

    - ¿Te acuerdas del día en que me pediste que lo buscara con urgencia?

    - Sí, claro que lo recuerdo, de hecho fue cuando me dijiste que tenías que decirme algo sobre él.

    - ¡Sí, ese mismo día!... Bueno, sucede que… cuando encontré a Axayácatl, él estaba con Isabel y Angélica, atrás del asta bandera, pero ellas trataban de que nadie las viera, lo que me hizo pensar que lo estaban amenazando. - me comentó.

    - ¿¡Qué!? - detuve mi caminar, lo que hizo que ella también lo hiciera - ¿Hablas en serio, Lizeth?

    - Sí amigo, pero ya no pude alcanzar a escuchar lo que le decían, porque le grité a Axayácatl para que me vieran las tontas ésas. Cuando llegué, Isabel y Angélica se pusieron muy agresivas y Axayácatl estaba muy nervioso, creo que le dijeron o le hicieron algo. 

    Cuando Lizeth me confesó con severidad esto, me hizo pensar mucho ¿Para qué Isabel se acercaría a Axayácatl?; al instante vino a mi mente el día en que ella nos encontró a Axayácatl y a mí en las escaleras de la escuela, el día en el cual él había llegado golpeado. Seguramente Isabel volvió a amenazar a Axayácatl con que había escuchado lo que él me había dicho en nuestra conversación; pero, ¿con qué motivo haría esto Isabel? Esa pregunta me hizo pensar en que seguramente todo ello estaba relacionado con algún asunto sobre Jérémy y yo.

    - Lizeth, muchas gracias por haberme dicho todo esto, no sabes cómo me has ayudado. Esperaré el momento para cuando Isabel esté hablando con él, y así, intentar escuchar lo que le dice a Axayácatl.

    - Muy bien, sabes que si pasa otra cosa estoy para ayudarte, amigo.

    Finalmente llegamos al salón y entramos a él, cuando fijé mi vista a mi asiento, me percaté que el pupitre de Axayácatl ya no se encontraba atrás del mío, era obvio que él lo había movido. Lo busqué con la mirada, y, efectivamente, ahora se encontraba al otro extremo del salón.

    Él estaba sentado en su nuevo lugar, que se encontraba justo al lado de la ventana. Axayácatl no se percató de mi mirada porque se encontraba pensando lo siguiente:

    - << ¿Qué hago con lo que me ha propuesto Isabel?, mi secreto está en peligro si ella dice algo de lo que escuchó ese día, ¿debo de aceptar su propuesta?, la verdad es que me negué a ayudarle sólo por el hecho de que Clemente y Jérémy me ayudaron con lo de Francisco; aunque por otro lado, pensar en que puedo detener lo que ellos dos son y evitar que contagien su enfermedad a mí, es algo de lo que me gustaría hacer. Eso, sumado con la amenaza de Isabel, hace que tenga más razones para aceptar su propuesta. >>

     Veía a Axayácatl tan pensativo que no me atreví a acercarme para hablar con él, además, con el cambio que había hecho de su banca, era más que obvio que él no querría platicar nada sobre lo que había pasado el viernes. En ese momento, cuando ya me iba a sentar, Jérémy llegó y observó que Axayácatl ya no estaba atrás de mí.

    - ¿Por qué, por qué la banca de Axa ya no está atrás de ti? – Jérémy preguntó muy sorprendido.

    - Bueno, seguramente algún maestro le pidió que se cambiara de lugar – inventé esa excusa para que entre Jérémy y Axayácatl ya no existieran más discrepancias.

    - Vamos Clemente, que tú a mí no me engañas. Él ha cambiado su asiento, ¿verdad? – me miró fijamente.

    No me atrevía a responderle a Jérémy, puesto que me resultaba difícil confesar la verdad.

    - El asunto está llegando a mucho, debemos detener esto. – dijo molesto.

    - ¡Pero debemos esperar!, yo sé que él está todavía confundido por lo del viernes, y tú también lo sabes. Esperemos a que podamos hablar con Axa a solas. – nervioso por el tono en que había hablado Jérémy, le pedí.

    - De acuerdo, pero debes dejarme hablar cuando estemos con él. Yo también quiero expresar lo que opino – dijo Jérémy, y de inmediato se dirigió a su lugar, mismo que también estaba lejos del de Axayácatl.

    Tiempo después a esto, Lizeth se me acercó y me llevó hasta la puerta del salón.

    - ¿Por qué Axayácatl cambió su lugar?, ¿tienen algún problema?, todos ya se dieron cuenta y están hablando de ello. – me dijo preocupada.

    - Lizeth… Axayácatl está enojado conmigo y con Jérémy porque él nos sorprendió besándonos – le confesé apenado.

    - ¿¡Qué!? – exclamó sorprendida.

    - Escucha, lo que opinen los demás poco me importa, mientras no sospechen algo sobre la sexualidad de Jérémy y yo. No quería confesarte lo del beso entre Jém y yo porque el problema con Axa no me dejaba decirlo con toda emoción. No sé qué hacer Lizeth, Axayácatl se aleja cada vez más de mí.

    - La verdad es que sí es un caso muy difícil, creo que Axayácatl, por venir del campo, no aceptará con facilidad esto de su sexualidad, y más si ustedes dos eran sus amigos más íntimos. Lo que debemos de hacer es convencerlo poco a poco para que se le quite esa idea, y obvio no tienen que ser ustedes dos los que intenten hacerlo, déjenmelo a mí, yo podré hacer algo – dijo muy tranquila Lizeth.

    - ¡Lizeth, muchas gracias!, ¡no sabes lo tanto que te agradecería si logras quitarle las ideas que tiene!, no tengo palabras para expresarte lo que siento ante tu ayuda – le comenté muy feliz.

    - No tienes qué agradecer, para eso estamos los amigos. Por otro lado, por ahora te sugiero que no le digas nada a Jérémy sobre lo que te comenté del problema de Isabel. Digo, por si pensabas en decírselo.

    - Sí, tienes razón, porque entonces Jérémy se acercaría a Axa para saber lo que le dijo su hermana, y eso haría más difícil esta situación.

    - Así es. Tú tranquilo amigo, ten por seguro que haré lo que pueda.

    - Ah, y Lizeth, por favor no digas nada sobre lo de Jérémy y yo. – le recordé.

    - Sabes que yo no diré nada. Al contrario amigo, felicidades por eso.

    Así finalizó el día de clases sin ningún otro acontecimiento que fuera importante para esta historia. A la salida, todos nos dirigimos a nuestros respectivos caminos, sin embargo, Axayácatl fue a comprar una botella de agua a un puesto que estaba justo al lado de las escaleras de la entrada del Metro.

    Cuando él terminó de comprar su agua, de inmediato se dirigió a las escaleras para subirlas, pero en ese momento.

    - ¡Axayácatl! - desde lejos gritó Isabel, junto a ella venía Nestor.

    Cuando Axayácatl los vio, no supo cómo reaccionar al ver que ambos se acercaban, por lo que se quedó totalmente quieto. En cuanto Isabel y Nestor llegaron con él, Nestor muy molesto dijo:

    - Pinche indio culero, así que has estado molestando a mi novia, imbécil - Nestor entonces le dio un golpe a Axayácatl en el estómago, lo que provocó que Axayácatl se arrodillara por el dolor. – Y donde sigas molestando a mi chava no te la vas a acabar. – volvió a expresar Nestor, entonces él se alejó.

    - Creo que la mentira ha servido muy bien – dijo Isabel cuando su novio ya estaba lejos -. Si sigues en tu necedad de no querer grabar a Clemente, tendrás más de estos golpes, idiota. – entonces Isabel finalmente se fue.

    Axayácatl quedó tan adolorido por el golpe, que veía borrosamente cómo Isabel y Nestor se alejaban. Cuando ya los hubo visto lejos, él se levantó lentamente y trató de contener la respiración para poder caminar, finalmente lo logró y continuó su camino a casa.

    Minutos después, Axayácatl llegó a su hogar. Al entrar, lo primero que hizo fue subirse a su cuarto, sin siquiera prestar atención a su hermana, la única que se encontraba en su casa en ese momento. Él permaneció encerrado en su cuarto. Por su parte, Inés, que vio esto, lo consideró un suceso extraño, ella le habló a su hermano para que bajara a comer, pero Axayácatl simplemente no respondía al llamado.

    - Esto está muy raro - dijo Inés -, Axayácatl siempre llega a comer a casa y esta vez no lo ha hecho… - ella presintió algo -. No, seguramente se debe a lo del problema con Francisco, tiene muy poco de que se resolvió, y tal vez él sigue alterado por todo lo que pasó ese día…