sábado, 20 de abril de 2013

Capítulos VII-VIII


Capítulo VII
Estaba enojado por la presencia de Jérémy ahí, realmente no quería verlo, la actitud que había tenido conmigo en Educación Física, aunque interesante, resultaba para mí muy incómoda. Esto era razón suficiente para no poder disfrutar el día con Axayácatl; pero pronto Axayácatl me explicó por qué Jérémy estaba aquí:

    - Clemente, se me olvidó decirte que Jérémy me invitó el viernes a la salida a jugar fútbol por su casa, entonces recordé que tú y yo habíamos quedado practicar hoy, así que lo invité para que jugara con nosotros, pensé que sería mejor estar los tres- Dijo Axayácatl un tanto extrañado por mi actitud.

    - Ahora entiendo…-  No muy complacido por la idea, respondí mientras volteaba a ver a Jérémy.

    - Bueno, que yo no le veo lo malo el estar aquí los tres ¿o sí?- Contestó Jérémy mientras me sostenía la mirada, él ya se había dado cuenta de mi incomodidad.

    Axayácatl se percató de la tensión que existía entre nosotros dos, parecía un poco extrañado por eso; después pensé en que no debía de arruinar ese día, Axayácatl por fin había socializado más con Jérémy como para que yo echara a perder ese acto con mi actitud.

    - No, no hay ningún problema- Le respondí a Jérémy tranquilo.

   - Perfecto, entonces vamos a jugar, no hay que perder el tiempo- Dijo Axayácatl emocionado.

    Los tres comenzamos a caminar hacia las canchas. Axayácatl y Jérémy iban platicando mucho sobre fútbol, en verdad parecían muy expertos sobre el tema; yo sólo los escuchaba, al mismo tiempo que veía el lugar por donde caminábamos. A pesar de no estar tan lejos de mi casa, jamás había caminado por estos lados de la colonia Joyas. De pronto Axayácatl me dijo:

    -Clemente ¿no trajiste short?- Me volteó a ver.

    Pensé que Axayácatl nunca me preguntaría algo tan insignificante como eso, es más, pensé que ya se había dado cuenta de cómo iba vestido; de pronto pensé que como ellos dos son muy aficionados del fútbol, les era elemental traer esa prenda para jugar.

    - No, es que yo…

    - Es que a Clemente no le gusta usar short- Me interrumpió Jérémy.

    Axayácatl se sorprendió y me volteó a ver.

    - ¿Es verdad Clemente?- Extrañado dijo Axayácatl.

    - Sí- Contesté apenado.

    - Qué mal, el fútbol no es fútbol sin usar short; pero está bien Clemente, no hay mayor problema por eso- Me sonrió levemente Axayácatl.

    Mientras ellos dos retomaron su plática, yo me preguntaba cómo es que Jérémy se había enterado de que no me gusta usar short, si nunca le había comentado algo tan personal como eso, en realidad nadie de mis amigos sabía tal asunto mío, seguramente lo había deducido cuando le dije que nunca usaba short en Educación Física; de verdad era sorprendente que Jérémy pusiera atención en ese tipo de cosas.

    Finalmente llegamos a las canchas, yo no quería empezar a practicar tan rápido, no con la presencia de Jérémy tan cerca, me daba pena.

    - ¿Qué les parece si ustedes empiezan a practicar mientras yo los veo?, así sirve que aprendo algo- Les propuse.

    - Por mí no hay problema- Comentó Jérémy, mientras sacaba el balón de una mochila.

    - Sí, está bien- Añadió Axayácatl.

    Mientras ellos se acercaban al centro de las canchas, yo me fui a sentar a unas gradas que estaban ahí, ellos se pusieron a calentar por unos 15 minutos, estuvieron pasándose el balón, anotando goles; cuando, en ese momento, un grupo de chavos les propusieron jugar a Jérémy y a Axayácatl, ellos dos aceptaron.

    Ambos me hicieron señas de que si había algún problema de que jugaran con ese grupo de niños, yo les dije que no, así que se pusieron a jugar con los otros chicos. Mientras ellos estaban en su juego yo sólo prestaba atención a mis dos amigos, no podía dejar de ver sus piernas, Axayácatl tenía unas piernas morenas y delgadas, sin vello alguno, cuando corrían resaltaban los músculos que tenían, lo cual las hacía ver más atractivas; también veía las piernas marcadas de Jérémy al correr, ver ambas era como poder admirar dos estéticas diferentes pero igual de hermosas.

    - <<¡Demonios!, ahora resulta que me atraen las piernas de ambos, ¡ya basta Clemente!>>- Pensé un tanto alterado, en verdad era demasiado extraño tener el gusto por ambos, incluso por uno, pero es que no lo podía evitar, era como una reacción natural verlos y admirar cada movimiento de sus cuerpos.

    Después de poco más de una hora, terminaron de jugar. Ganó el equipo donde habían estado Jérémy y Axayácatl, ellos se despidieron de los otros chicos y mis amigos se acercaron a mí, entonces los felicité por el partido ganado.

    - Estuvo muy cansado el partido. Creo que ya tengo que regresar a mi casa, disculpa Clemente, ya ni te enseñé a jugar- Dijo apenado Axayácatl.

    -No, no te preocupes Axa, disfruté mucho viéndolos- Respondí irónicamente.

    - Qué bueno que no te enojaste. En verdad gracias por venir Clemente, espero que otro día podamos ahora sí jugar los tres; bueno amigos, pues me temo que yo ya tengo que irme, ¿quieren que los encamine a algún lugar?- Preguntó amablemente Axayácatl, creyendo que los dos desconocíamos el lugar en donde estábamos.

    - Muchas gracias Axa, pero no te quiero demorar más.- Respondí amablemente.

    - ¿Seguro?, ¿tú qué dices Jérémy?- Volteó a verlo.

    - Hombre, muchas gracias, pero supongo que Clemente me podrá indicar el camino, ¿cierto?- Me volteó a ver Jérémy.

    - Yo…- Respondí nervioso, pues no sabía qué decir, pensé que esto sería un plan de Jérémy para quedarse solo conmigo-; creo que yo le puedo indicar el camino- Sin pensar lo que decía, acepté guiar a Jérémy.

    - Gracias Clemente. Bueno, pues entonces me voy, gracias por venir, nos vemos el lunes en la escuela- Axayácatl se despidió y se fue.

    - Bueno, pues yo…- Intenté voltearme para caminar un poco.

    - No, no. Espera Clemente, por favor- Dijo Jérémy alzando el brazo.

    Me detuve al escuchar la voz de Jérémy.

    - Clemente… Bueno, quiero pedirte una disculpa- Dijo agachando la cabeza-, por lo que pasó el otro día atrás del gimnasio, no quería que te llevaras una mala impresión de mí.

    ¿Qué  era lo que escuchaba?, ¿era verdaderamente una disculpa la que me pedía Jérémy por lo que había pasado atrás del gimnasio?, ¿eso indicaba que era una broma o algo por el estilo, que no era una insinuación sexual lo que había hecho?; frente a tal disculpa, y con mis dudas en mente, respondí:

    - No te preocupes Jérémy, supongo que entiendo- Dije sorprendido, al mismo tiempo que lo volteé a ver.

    - Muchas gracias Clemente, en verdad estoy sumamente apenado, y es por ello que me gustaría invitarte algo, ¿qué te parece si vamos a por un helado de Mc Donald´s?, vi que por aquí cerca hay uno- Muy amablemente me invitó.

    - Cruzando la Avenida Central. En verdad gracias Jérémy, pero no tengo mucho tiempo para ir por uno.- Decliné su propuesta, más a causa de la pena que por falta de tiempo.

    - Vamos, por favor Clemente, quiero estar un rato más contigo.- Él insistió en invitarme…

Capítulo VIII

Era un día increíblemente singular: Por primera vez salgo a practicar fútbol con dos chicos de mi salón, ambos querían intentar enseñarme a jugar; luego, uno de mis compañeros de salón, nuevo, recién llegado de España, me invita a comer un helado. ¿Casualidad?, ¿o verdaderamente un acto de perdón de parte de Jérémy?

    - De acuerdo Jérémy, vamos por el helado- Finalmente acepté su propuesta.

    - ¡¿En serio?!, ¡muchas gracias Clemente!, aseguro que te gustará mucho ese helado.- Dijo muy emocionado Jérémmy.- entonces tú sabes el camino al Mc Donald´s, ¿verdad?- Exclamó con duda.

    - Sí, no te preocupes, yo sé dónde está, así que vamos tranquilos.- Propuse ir a paso lento para disfrutar el camino a su lado.

    - Qué me parece; y bueno, mientras llegamos allá, he de decirte que he notado que te gusta mucho leer ¿no es así Clemente?- Jérémy preguntó con una gran sonrisa.

    -Sí, me gusta mucho leer- Respondí feliz, pues ese tipo de preguntas siempre me emocionaban-, ¿a ti también te gusta Jérémy?

    -Sí, también me gusta leer, ¿cuál es tu libro favorito?- En seguida me preguntó.

    - Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll, sin duda es mi favorito y el que más llevo en el corazón. ¿Cuál es el tuyo?- Pregunté igual de interesado.

    - Vaya, así que Alicia, es un gran libro, yo me divierto mucho leyéndolo; con respecto a mí, me gustan muchos libros, pero yo creo que, sin duda alguna, mi favorito es Amadís de Gaula, ¿lo conoces?- Sin tono soberbio ni algo parecido por conocer varios libros, me preguntó.

    - No, no lo conozco, aunque el título suena bastante raro, ¿de qué trata?- Le contesté muy interesado.

    - Es un libro de caballería, muy famoso en mi país y en Europa, creo que te gustaría leerlo, también tiene cosas fantásticas como Alicia en el país de las maravillas.- Sonrió en cuanto dijo eso.

    - Vaya, no sabía que existían esos tales libros de caballería.- Confesé algo apenado.

    - Son excelentes y hay muchos, desde chiquito los he leído y siempre les pedía a mis padres más, algún día te prestaré el libro ¿vale?

    - Muy bien, la verdad suena bastante interesante el tema, y más si resulta famoso en toda Europa – Dije y le agradecí su propuesta de prestarme el libro.

    - Ya verás que te encantará; ahora dime, ¿qué música te gusta? – Cambió drásticamente de tema.

    - Me gusta el pop, ¿y a ti? – Respondí confundido por el cambio de asunto.

    - ¡Ey!, ¿en serio?, a mí también me gusta mucho el pop, ¿quién es tu cantante favorito?- Emocionado por mi gusto, preguntó.

    - Alizée, Alizée es mi favorita- Respondí sorprendido, pues también me parecía impactante el parecido en gusto, a ningún niño de mi salón le gustaba el pop -, ¿y quién es el tuyo?

    - Shakira es por mucho mi favorita- Una gran sonrisa salió de sus labios al mencionarla.

    - ¿En serio?, ¡Shakira también me gusta mucho!- Feliz le respondí.

    - Es que Shakira es encantadora, tengo todos sus discos, nunca me canso de escucharla; ¿qué otros cantantes te gustan?- Emocionado me volvió a preguntar.

    - Pues… Me gusta mucho Miguel Bosé, seguro sabes quién es ¿no?- Sabía que Miguel Bosé es de España, así que deduje que Jérémy lo había escuchado alguna vez allá.

    - Por supuesto, mega famoso en mi país- Confirmó mi pregunta.

    - Increíble, parece que tenemos gustos parecidos, ¿qué otros cantantes te gustan Jérémy? – Más interesado le pregunté.

    - También me gusta mucho La Oreja de Van Gogh- Añadió él.

    - De ellos no he escuchado mucho- Le confesé.

    -¿Cómo no?, ¿No has escuchado: “Te voy a escribir la canción más bonita del mundo/ voy a capturar nuestra historia en tan sólo un segundo”?- Cantando con una bella voz, expresó.

    - ¡Cierto!, ya recordé quiénes son.- Aunque sabía la letra, desconocía el nombre de la canción, pero en realidad eso no era significativo para mí, pues con el simple hecho de estar a su lado me sentía en el paraíso, o  incluso más allá.

    Finalmente llegamos al Mc Donald´s, pedimos nuestros helados y nos pasamos a sentar a unas mesas que estaban hasta el final. Cuando los dos tomamos asiento, pensé que por fin veía las piernas de Jérémy sentadas, y, aunque no se veían todas debido a las calcetas de fútbol, sí se podían ver sus rodillas, las cuales eran increíblemente bellas, totalmente blancas y con una forma muy estética.

    Por otro lado, la gente que estaba alrededor nuestro miraba mucho a Jérémy, seguramente porque se habían dado cuenta de que Jérémy era español debido a su tono de voz, incluso las mujeres que nos atendieron en la caja lo miraron de los pies a la cabeza porque era extraño ver a un extranjero ahí.

    - Ahorita que cantaste Jérémy, debo decirte que lo haces muy bien- Le dije viéndolo a la cara con un poco de pena.

    - Vaya, muchas gracias Clemente, yo creo que no canto muy bien.- Dijo mientras seguía comiendo su helado.

    - Cantas muy bien, en serio; ¿qué es lo que más te gusta hacer: cantar, escribir, dibujar? -Con sumo interés le pregunté mientras también comía mi helado.

    - La verdad es que me gusta cantar, bailar y hacer deporte- Con una gran sonrisa me respondió -, ¿y a ti? – Preguntó al mismo tiempo que dejó de comer su helado para mirarme atentamente, esta atención de su parte me ponía nervioso.

    - A mí me encanta escribir- Apenado, respondí.

    - ¿¡En serio!?- Sorprendido expresó -, ahora veo por qué te gusta leer, ¿qué es lo que escribes más?

    - Poesía, es lo que más me gusta escribir; aunque también adoro escribir frases.- Dije todavía apenado.

    - Poesía… Pero qué fino y romántico, no muchos pueden lograr escribir buenos versos, pero, algo me dice que tú sabes crearlos.- Con tono muy dulce me dijo.

    - ¿En verdad crees eso?, a veces dudo un poco de ello.- Con voz un tanto opacada le comenté.

    - ¿Pero por qué ese tono hombre?, si lees mucho y has sentido mucho, entonces sabes mucho, y por tanto, seguramente tus versos son buenos. Espero que un día me puedas mostrar algo de lo que escribes- Jérémy trató de alegrarme con su comentario.

    - ¡Con gusto lo haré Jérémy!, me gustaría saber tu opinión con respecto a lo que escribo - Estaba feliz por su interés en torno a mis poemas.

    En estar hablando de literatura, se pasó el tiempo, hasta que ambos decidimos regresar a nuestras respectivas casas. Jérémy me pidió que lo llevara al Metro para que se pudiera bajar en la estación en donde está la escuela, es decir, Deportivo Oceanía, pues él vivía muy cerca de ahí; lo llevé y me dijo que lo dejara en la entrada de la estación para que no me tardara más tiempo para llegar a casa, insistí en por lo menos acompañarlo a la estación en donde se bajaría, pero él me respondió que ya le era conocida esa zona para él. Acepté y me despedí de él.

    En cuanto llegué a casa, me subí a dormir un rato, sin embargo, me sentía un tanto extraño, pues el haber estado con él, con Jérémy (aquel por el cual todas las niñas de la escuela morían por tener una cita), había sido un acto más que especial, un momento único y que ya jamás olvidaría en la vida; caminar juntos, hablar de nosotros, comer un helado, todo había tenido un tono y un sabor inigualable, uno que en mi vida jamás había experimentado. Todo esto me hacía pensar: ¿qué es lo que siento?, en efecto, nunca antes había experimentado algo así, era como un estallido de felicidad que estaba dentro de mi cuerpo, era algo más allá que un simple gusto, era como… como… como algo indescriptible, ¿un sentimiento indescriptible?, ¿qué era eso?

    Por su parte, Jérémy, poco después, ya había llegado a su casa. Al entrar a su hogar, su mamá, de nombre Renata, le dijo:

    - Jérémy, hijo, pero qué bueno que llegas.

    - ¿Sucede algo mamá? -Extrañado respondió Jérémy.

    - Me acaba de hablar tu hermana Isabel de España, me ha dicho que mañana en la mañana llega a México, ¿no te alegra eso?- Emocionada comentó Renata, mientras tanto Jérémy estaba sorprendido por la reciente noticia-; y eso no es todo, ha dicho que quiere estudiar en la misma escuela que tú, así que el lunes iré a hablar con la directora de tu colegio para que acepte a Isabel lo antes posible.

    - No puede ser -Muy impactado dijo Jérémy…

    - ¿Qué dijiste Jérémy? - No escuchando bien a su hijo, preguntó Renata.

    - Digo… No puede ser ¡Qué emoción de que venga a México!- Jérémy disimuló -. <<No es posible, cuando Isabel llegue a México no podré actuar con tanta facilidad como lo he estado haciendo>>- Pensó él…

2 comentarios:

  1. ¿acaso la escuela es la secundaria 85?

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    1. Así es, el lugar en donde se desarrolla la mayor parte de la historia.

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