Capítulo V
Mientras
estaba ahí observando al nuevo alumno en lugar de estar poniendo atención a la
clase, yo pensaba: ¿Cómo sería la reacción del grupo con la integración de
Jérémy al salón?, ¿cómo se comportaría Jérémy con Axayácatl, puesto que uno
viene de España y el otro es indígena?; mejor aún, ¿cómo se tornarían todos
frente al contacto de estas dos culturas?
Terminaron finalmente las clases por ese
día, por lo que regresé a casa. Lo único que hice fue comer, hacer tarea, estar
un rato en la computadora, y al tiempo dieron las 11 de la noche, hora de
dormir.
Cuando me acosté en mi cama, pensé lo
siguiente:
-<<¿Por qué yo también fui víctima de
la presencia de Jérémy? Es decir, en todo el trayecto que hizo de la puerta a
su asiento, no lo perdí de vista, ¿por qué eso no me sucedió con Axayácatl?,
realmente me había comportado como todos los demás cuando Jérémy se presentó y
caminó, pues lo miré con admiración; yo tanto que criticaba el comportamiento
de los otros y ahora había caído en la misma situación que ellos>>.- Entre
esas y más preguntas sin respuestas, mi cuerpo poco a poco se fue relajando en
medio de tanta incertidumbre, con lo que quedé dormido.
Al otro día de escuela, viernes, todos
mis compañeros del salón habían cambiado. Como era de esperarse, Jérémy era la
sensación de toda la escuela, casi todas las mujeres se acercaban a él, y, en
un acto de sumisión, los hombres querían volverse sus amigos; por el contrario,
a Axayácatl casi nadie le hablaba, a excepción de Lizeth y yo. Esto me hizo
notar en él cierta seriedad, desconcierto y un tanto de furia, pero yo trataba
de platicar con él, para que no sintiera aquella diferencia.
Mientras Axayácatl y yo estábamos afuera
del salón, Jérémy se acercó a nosotros.
-Qué tal chicos- Dijo Jérémy de la nada y
con un tono muy alegre.
Axayácatl y yo nos quedamos pasmados por su
saludo, sin embargo, yo no podía dejar de responderle a Jérémy.
-Hola Jérémy- Respondí un tanto nervioso.
-Venía a conocerlos a ambos, los he visto
en el salón, pero no conozco si quiera sus nombres- Expresó muy feliz.
-Vaya, pues bueno, él se llama Axayácatl,
yo me llamo Clemente- Respondí todavía extrañado.
-Mucho gusto. Axayácatl, tenéis un nombre
un tanto extraño, ¿acaso sois indígena?- Con mucha naturaleza preguntó Jérémy.
Cuando Jérémy preguntó esto, Axayácatl
abrió los ojos por la sorpresa que le causaba esta pregunta que le había hecho
Jérémy; seguramente Axayácatl confiaba en que Jérémy, por venir de España, no
notaría que era indígena.
-Sí- Respondió Axayácatl muy apenado.
-Pues vaya que qué interesante, si sabes un
poco de náhuatl, a mí me gustaría aprender; pero bueno Axayácatl y Clemente,
fue un gusto presentarnos, espero hablar más con vosotros en este tiempo que
seremos compañeros.- Jérémy me tomó del hombro y posteriormente entró al salón.
Cuando Jérémy entró al salón, Axayácatl
quedó petrificado, como si el preguntarle su origen hubiera sido un balazo a
sus sentimientos. No demostraba emoción alguna.
-Axa, Axa, ¿estás bien?, no has quitado esa
cara pálida desde que Jérémy llegó- Le pregunté preocupado.
-Clemente… presiento que ese chico es raro.-
Respondió muy seguro él.
-¿A qué te refieres?- Muy extrañado
pregunté.
-Desde ayer que llegó noté que te sonrió,
ahora hoy te toca del hombro; ¿no lo ves acaso?, es como si viera a… a
Francisco y a Rogelio.- Axayácatl entonces, sin decir más, entró al salón.
-¿Diferente, como Francisco y Rogelio?- Me
pregunté extrañado, pues no entendía dicha relación, ¿en qué podían parecerse
esas tres personas?, Francisco y Rogelio en verdad eran seres perversos, ¿acaso
Jérémy también lo era según Axayácatl?. Cuando entró la maestra al salón,
decidí meterme también interrumpiendo mis pensamientos.
La clase que nos tocaba en ese momento era
Educación Física, la maestra explicó algunas cosas en el salón y después nos
indicó que bajáramos al patio para hacer deporte. Cuando finalmente ya
estábamos afuera, ella nos dijo que nos quitáramos los pantalones para quedar
todos en short; este asunto de que todos estuvieran en short, sobre todos los
hombres, no me agradaba mucho, pues gustaba de ver las piernas de los demás
chicos, lo cual me ponía un poco en evidencia al momento de mirarlos.
Yo casi nunca seguía las indicaciones de la
maestra, por lo que prefería quedarme con el pantalón; sin embargo, cuando me estaba
decidiendo para escaparme de los ojos de la maestra, noté que Jérémy venía con
Josef del gimnasio con un balón de futbol, Jérémy ya estaba en short. Al notar
esto, no pude evitar mirar las piernas de Jérémy. Éstas eran blancas, sin
vellos, un poco marcadas de las pantorrillas, eran levemente musculosas. Sus
rodillas eran muy atractivas, por lo que me imaginaba cómo se podrían ver
cuando él estuviera agachado.
En verdad no podía dejar de verlo, era
tanto mi gusto hacia sus piernas que incluso no me había movido para nada.
-Ey, que ya vi que estás observando mis
piernas.- Jerémy me susurró discretamente al oído.
Cuando me dijo esto me apené demasiado,
pero fue más mi sorpresa de que él notara ese acto mío, pues jamás antes ningún
hombre lo había hecho, por eso pasaba siempre desapercibido entre ellos en
Educación Física. De pronto Axayácatl, quien estaba un poco lejos de mí y al
ver esto que había pasado entre Jérémy y yo, se acercó.
-Clemente ¿estás bien? ¿Qué pasó con Jérémy?,
no lo has dejado de ver desde que llegó del gimnasio.- Me comentó muy
extrañado.
-Sí, sí, estoy bien… Axayácatl, no te
preocupes, yo… yo iré con Lizeth un momento.- No queriendo que Axayácatl se diera
cuenta de algo, me alejé.
Un gran miedo invadía mi cuerpo, mis
pensamientos eran tormento después de lo que había pasado con Jérémy, él apenas
había llegado a la escuela y ya se había dado cuenta de lo que solía hacer cuando
los hombres estaban en short, ¿qué clase de persona era Jérémy como para
percatarse de ese acto mío?
En lo que todos los hombres de mi escuela
se preparaban para jugar, y como a mí no me gusta para nada el fútbol, preferí
estar con las niñas para platicar sobre otras cosas que no fueran la escuela.
Mientras estábamos sentados enfrente de las canchas, veía de lejos a Axayácatl
jugar con los demás; eso me alegraba, parecía que ese deporte lo hacía
acercarse más a los otros. También veía
a Jérémy jugar con ellos, noté que tanto Axayácatl como Jérémy jugaban
muy bien, lo cual me sorprendió.
En ese momento, Lizeth me pidió que le
ayudara a buscar su celular que había perdido por estar jugando atrás del gimnasio,
por lo que fui a buscar el teléfono por entre los árboles que están ahí mismo.
Mientras buscaba su teléfono, vi que el balón de futbol cayó cerca de mí, lo
cual hizo que me acercara a él para tomarlo; sin embargo, en ese instante, Jérémy
también llegó para agarrarlo.
-Vaya… Clemente, qué sorpresa verte aquí- Dijo
Jérémy con un tono extraño.
En cuanto dijo esto yo retrocedí del balón.
-Sí, estaba buscando algo que se le perdió
a una amiga.- Le contesté muy nervioso.
-Entiendo, pero qué buen amigo eres, y
también buen observador, allá noté que mirabas fijamente mis piernas ¿acaso te
gustaron?- Me comentó Jérémy muy tranquilo, como si esa pregunta tan directa no
significara nada para su consciencia.
No sabía qué contestar al respecto, jamás
nadie me había hecho un comentario de ese tipo, me sentía apenado, nervioso,
sofocado por darle una respuesta a él. ¿Qué le diría?, pensaba que él ya se
había dado cuenta de lo que soy, de que, en cierta forma, me atrajeron sus
piernas y que por tanto me gustaban los hombres. Ahora él podía decir lo que
quisiera a quien quisiera al respecto.
-Yo…
-¿Por qué tú no te quitas ahora el
pantalón?- Me interrumpió con una pregunta y un tono muy pretensioso.
Jérémy tomó el balón y con él entre manos
se iba acercando lentamente a mí mientras yo retrocedía conforme él se acercaba,
yo seguía haciendo eso hasta que topé con el muro del gimnasio…
Capítulo VI
Mi
corazón latía rápidamente, estaba muy nervioso por la actitud que había tomado
Jérémy, lo miraba fijamente y con pena. Él estaba un poco sudado, su cabello un
poco empapado, su playera estaba ligeramente mojada, lo cual hacía que su
cuerpo se transparentara un poco; en verdad no podía dejar de verlo.
-¿Qué pasa Clemente, por qué no te quitas
el pantalón?- Volvió a preguntar.
-¿Para qué Jérémy?- Nervioso pregunté.
-Bueno, pensé que si la maestra te veía en
pantalón, te podría regañar- Dijo con un tono diferente.
-No lo creo, no creo que lo haga. -De
inmediato le dije.
-¿A
sí, y por qué opinas eso? – Intrigado expresó.
-Bueno, yo nunca me he quitado el pantalón
en Educación Física, sé cómo evadir a la maestra y a sus reglas. – Muy seguro
le comenté.
-Entiendo,
pero bueno... Seguramente tú también tienes bonitas piernas-Volteó a ver mi
pantalón.
Después
de que dijo esto, me quedé totalmente sorprendido y extrañado, no podía creer
las palabras que acababa de decir Jérémy, él sabía muy bien qué expresiones
utilizar para ponerme a temblar. Jérémy entonces se iba acercando poco a poco a
mí, estaba ya muy cerca y yo no podía moverme por estar totalmente arrinconado
en la pared, no sabía qué iba a hacer él, cuando de pronto…
-¡Clemente!- Gritó Lizeth mientras venía
hacia nosotros- , ¿Qué pasó, encontraste mi celular?
-No,
no lo he encontrado- Le respondí aliviado por su presencia.
-No te
preocupes, lo seguiremos buscando- Lizeth entonces volteó a ver a Jérémy.- Hola
Jérémy, creo que ya habíamos hablado tú y yo antes.
-Hola
Lizeth, sí, ya tengo la alegría de conocerte- él sonrió-; bueno, yo sólo venía
por el balón, vuelvo al partido- Regresó Jérémy a la cancha.
-¿Se
puede saber qué hacía Jérémy aquí?- Lizeth me miró como sospechando algo.
-Sólo
vino por el balón con el que estaban jugando, sólo por eso. Mejor vamos a
buscar tu celular- Respondí cortando el tema, a lo que los dos continuamos con la búsqueda del teléfono; sin
embargo, sabía que Lizeth, siendo ella consciente de lo que yo era, no creería
del todo mi excusa sobre la presencia de Jérémy ahí.
Después
de ese incidente con Jérémy, minutos después encontramos el tan perdido celular
de Lizeth; pero, por otro lado, no podía dejar de pensar en lo que acababa de
acontecer con él, con ese que se había dado cuenta de lo que muchos ni por poco
sospechaban que yo hacía a la hora de Educación Física…
-Oye Clemente ¿estás bien?, desde que
estabas allá con Jérémy no has dejado de estar extraño, ¿te dijo o te hizo
algo?- Lizeth me preguntó interrumpiendo mis pensamientos.
-No,
realmente estoy bien Lizeth, es sólo que sabes que me gusta pensar muchas
cosas- Le respondí tranquilamente.
-Claro…
pensar muchas cosas- Esto lo dijo con un tono de que no le convencía mi
argumento-, sabes que somos amigos, y que me puedes contar conmigo para lo que
sea.
-Lo sé
Lizeth, pero no creo que sea algo importante- Respondí amablemente.
-Eso
espero amigo. Mira, aquí viene Axayácatl.- Ella volteó a verlo.
Cuando Axayácatl venía hacia nosotros,
notamos que Josef lo detuvo, ambos empezaron a hablar sobre algo y Josef le
sonrió.
-<<¿De
qué hablaran?>>- Pensé.
Finalmente se separaron y Axayácatl llegó
con nosotros.
-¿Sucedió algo Axa?, ¿Josef te dijo algo?- Le
pregunté preocupado.
-No
pasa nada, sólo Josef me felicitó porque nuestro equipo le ganó al de Jérémy,
me dijo que la próxima vez volviera a estar con ellos- Dijo entusiasmado.
-Vaya, pues felicidades, veo que ya empiezas
a relacionarte más con los del salón.- Le comenté alegre.
-Así es, me siento muy feliz.- Respondió
con una gran sonrisa.
-Me alegra eso; y dime, ¿dónde aprendiste a
jugar futbol?, estuve viendo que en verdad juegas muy bien.- Pregunté
interesado.
-Muchas gracias. Pues desde siempre lo he
jugado Clemente. Cuando iba en la primaria y mis papás trabajaban, yo seguido
jugaba con mis compañeros afuera de la escuela- Comentó.
-Lo haces bastante bien, tú y Jérémy
estaban jugando increíblemente, creo que serán de los mejores del grupo.- Añadió
Lizeth, sin darse cuenta del comentario que había hecho Axayácatl sobre el
trabajo de sus papás.
-Muchas gracias a los dos. Oigan ¿qué les
parece si este fin de semana jugamos juntos futbol?- Propuso muy emocionado
Axayácatl.
-Yo no puedo, tengo que salir con mi mamá y
con mi hermana, pero gracias por la invitación Axayácatl; seguramente Clemente
si querrá- Dijo Lizeth volteándome a ver.
-¿Yo?...- sorprendido pregunté- , gracias
por tu propuesta Axa, pero no me gusta el fútbol.
-Vamos Clemente, por favor, vamos a jugar
juntos. Mira, piénsalo mientras voy al baño- Dijo y después se dirigió hacia
allá.
-Creo que no te queda de otra que aceptar
su propuesta, sabes que Axayácatl busca hacer amigos aquí y tú eres al que,
hasta ahorita, le tiene más confianza, nada te cuesta ir con él Clemente- Lizeth
me sonrió al decir esto último.
Las palabras de Lizeth me hacían pensar, realmente
Axayácatl se veía muy contento con esa propuesta que me hacía de ir a jugar con
él; además, no sólo Axayácatl había sido el primer niño que me quería enseñar a
jugar, sino que, por otro lado, no me había dicho nada por estar con las niñas
en hora de clase, como sí lo hacían muchos de mi salón. Todo esto me hizo
pensar en su propuesta. Entonces él regresó.
-Bueno, ¿qué dices Clemente?- Volvió a
preguntar entusiasmado.
-Está bien Axa, acepto tu propuesta, pero
nada de ponerme a jugar con otros, no quiero hacer el ridículo- Con tono de
broma le comenté.
-Ha, ha, no te preocupes Clemente. Entonces
nos vemos el sábado a las 10 de la mañana afuera de mi casa ¿te parece?- Muy
feliz quiso confirmar la fecha para jugar.
-Está bien, a las 10 de la mañana afuera de
tu casa el sábado, ten por seguro que estaré ahí.- Afirmé que iría.
Después de esto, los tres volvimos al
salón. El día de clases terminó, por lo que regresé a casa, y al llegar ahí, no
podía dejar de pensar en lo que había pasado con Jérémy.
-¿Qué habrá querido decirme Jérémy?- me
dije- , ¿De verdad me había dicho lo del pantalón para que no me regañara la
maestra?, ¿o quería otra cosa con ese comentario de quedarme en short?; no lo
entiendo, jamás me había pasado eso con un niño. Bueno, lo que sea que haya
sido, no dejaré que me perturbe para el sábado, tengo que estar bien para jugar
con Axayácatl futbol.
Pasó el día lectores, y finalmente llegó el
sábado. Sonó mi despertador, me levanté, me bañé, desayuné y me prepare para ir
con Axayácatl; obviamente no iría de short, decidí ponerme un pans.
Me encaminé hacia la casa de Axayácatl, era
una mañana linda, con un sol tranquilo e iluminador. Llegué a su casa, toqué la
puerta, esperé unos segundos y entonces él abrió la puerta.
-¿Estás listo?- Con emoción preguntó.
-Totalmente.- Le respondí feliz.
Axayácatl bajó las pequeñas escaleras de la
entrada de su casa, y justo atrás de él venía Jérémy preparado con short y
camisa delgada.
-¿¡Qué!?, ¿¡pero qué hace Jérémy aquí!?- Alterado
y un tanto enojado pregunté…
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