viernes, 5 de abril de 2013

Capítulos III-IV


Capítulo III

A pesar de que mostré mucha extrañeza por la supuesta condición que me ponía Axayácatl para enseñarme un poco de náhuatl, él me anotó en un papel la dirección y la forma de cómo llegar a su hogar. Terminó el día de clase y regresé a casa. Pensé mucho en ir a donde él vivía, me había entrado una especie de temor por ir y saber de qué se trataba lo que Axayácatl me impondría por una simple lección; sin embargo, después de tanto meditarlo, decidí dirigirme a su hogar.

Él vivía en la otra colonia de donde yo vivía, es decir, la colonia Joyas; evidentemente Axayácatl desconocía esta cercanía de ambos, de modo que llegué rápido a su casa, en 15 minutos ya me encontraba ahí, toqué la puerta y él abrió. Nos saludamos y pasé a su sala.

-Bueno, aquí estoy-Dije en cuanto entré.

-Me alegra. Bueno, en seguida te explico la condición, ¿gustas un vaso con agua?

-Por favor-Acepté.

Mientras él iba por el vaso con agua, observé su casa. Ésta era de dos pisos, blanca por dentro, estaba extrañamente adornada con dos cortinas moradas, mismas que estaban puestas en la pared de la sala, a lado de la puerta. Noté también que no se encontraba nadie en su casa, lo cual me pareció aún más extraño. Axayácatl entonces regresó para entregarme lo que me había ofrecido.

-¿Por qué las cortinas?-Un tanto espantado pregunté.

-A eso vamos-Me miró fijamente-. Bien Clemente, agradezco que hayas venido. El motivo de la invitación fue para que yo te enseñara un poco de náhuatl; pero, por otra parte, yo necesito pedirte un favor.-Esto, evidentemente, le puso más suspenso a este hecho.-Necesito pedirte un favor respecto a los estudios-Dijo.

-¿Los estudios?-Extrañado pregunté.

-Sí, sé que a muchos les perece extraño que un indígena esté en una escuela, y sobre todo, en una escuela del Distrito Federal.

-¿En serio parece extraño esto para todos?, porque yo no lo noto-Comenté con un tono de desacuerdo ante lo que decía Axayácatl.

-Puede que por ahora no lo sospechen, pero con el tiempo se preguntarán esto. La razón, Clemente, de que yo estudie en una escuela del Distrito Federal no es precisamente porque mis papás puedan cubrir los gastos de una secundaria.

-¿Entonces?-Dije sin todavía entender su punto.

-La verdad es que… Es que…- Axayácatl tomó aire por un momento -, es que yo me prostituyo Clemente-Esto lo dijo con un tono mucho más serio.

En ese momento, quedé totalmente pasmado ante la noticia que me estaba él dando.

-¿¡De qué hablas!?-Exclamé desconcertado.

-Así como lo oyes, pasa lo siguiente: Existen dos hombres, Francisco y Rogelio, ellos dos son vendedores de armas y son traficantes de droga en todo el país. Mi familia los conoció cuando deambulábamos por Morelos, ellos vieron a mis papás pedir empleo en una cantina, y al ver que no tuvieron éxito, se acercaron a mis padres y les comentaron que ellos les podían ofrecer un buen trabajo, mis padres quedaron sorprendidos ante esto y preguntaron que cuál era éste y sus requisitos, Francisco y Rogelio entonces expresaron que el empleo no era totalmente para ellos, sino que, por el contrario, era para mí. Mis padres, evidentemente, no entendían de lo que iba su propuesta, Francisco les explicó que si dejaban que yo tuviera relaciones sexuales con ellos nos darían vivienda, comida y estudios, a lo que mis padres no tuvieron otra opción más que aceptar, pues estábamos en una situación crítica, no teníamos nada para comer, y no teníamos una casa en dónde quedarnos.-Dijo Axayácatl con un una gran seriedad.

-¡Pero eso es infame Axayácat!l, ¿y no hay alguna forma en que te puedas deshacer de esos malditos?-Interrumpí molesto su historia.

-No Clemente-Dijo resignado Axayácatl-, ese trato fue firmado por mis padres en un contrato, por lo cual, Francisco puede meterlos a la cárcel por ello. Mis papás tuvieron que hacer esto porque ya no había trabajo en el campo, yo terminé la primaria mientras ellos estaban trabajando como campesinos, por eso no hubo necesidad de buscar empleo. En cuanto terminé la primaria y entré a la secundaria, mis padres fueron despedidos, pues su jefe les explicó que ya no podía pagarles a tantos trabajadores, fue en ese momento cuando mis padres tuvieron que recurrir a la ayuda de Francisco; sin embargo, no he estado en una secundaria fija, pues Francisco teme que alguien se entere de que ellos pagan mis estudios.

-Ya veo… No sé qué decirte, realmente es una situación muy complicada y a la cual jamás había enfrentado con un amigo, pero… ¿Cuál es el favor que me quieres pedir?-Pregunté asustado por todo este tema que él me estaba contando.

-Clemente-Axayácatl se acercó y me tomó de los hombros-, Francisco y Rogelio ya se aburrieron de tener sexo conmigo, ya no piensan sostener mis gastos escolares a menos que…

-¿A menos que qué…?-Me alejé un poco.

-A menos que le tome fotos a hombres desnudos, como a ti…

Capítulo IV

-¿¡Cómo, pero qué estas diciendo!?-Respondí alterado.

-Clemente, por favor, mira, te lo pedí sólo a ti porque pude ver que eres alguien discreto y diferente a los demás.-Tratando de tranquilizarme, dijo Axayácatl.

-¡No, pero es que yo no puedo hacer eso!-Me dirigí lentamente a la puerta-. Mira, me compadezco de ti Axayácatl, pero no me pidas eso por favor.

-Bien Clemente, entonces no me dejas otro remedio que forzarte.-Cambió su tono de voz.

En ese momento, antes de que Axayácatl se acercara a mí, rápido abrí la puerta y salí corriendo de su casa.

-¡Clemente!-Gritó desesperado mientras me veía huir.- ¡Malditasea!-Dijo Axayácatl azotando la puerta, una vez adentro de su casa dijo-¿Ahora qué haré?, Clemente no aceptó mi propuesta, estaba seguro que lo haría, se veía tan diferente a los demás…

Mientras corría hacia casa no podía creer lo que Axayácatl me había puesto como condición, me parecía algo infame, por ningún motivo pensaría en aceptar su propuesta, jamás había hecho eso y jamás lo haría, aun cuando su caso me diera mucha pena.

Tan sorpresivo pasó ese día, Axayácatl había fracasado en su intento de convencerme para hacer algo fuera de lo que podía hacer para ayudarlo; así, al día siguiente de clases, aunque notaba a Axayácatl asustado y un tanto molesto, y después de haber pensado lo que había sucedido antes, decidí acercarme a él en la hora del receso para hablar.

-Axayácatl, ¿puedo hablar contigo?-Me puse frente a él.

-Dime-Respondió cortante.

-Mira, lo que pasó ayer… Bueno, quiero que sepas que estoy contigo, que te apoyo, pero que no me pidas, por favor, lo que me pediste ayer.

Axayácatl calló un momento, parecía muy molesto, ni si quiera quería voltearme a ver.

-Realmente pensé que reaccionarías de otra forma, que tal vez aceptarías, ya fuera porque quisieras ayudarme o porque aceptaras aprender náhuatl, pero creo que fui un poco torpe por pensar y proponerte eso. Pese a eso, te agradezco Clemente que no me tengas asco, temor o que le hayas dicho a alguien más mi situación, en verdad lo valoro; por favor te pido que no digas nada de este problema a nadie, me daría mucho miedo eso, se arruinaría la vida de mi familia y la mía-Esto último lo dijo con mucha preocupación.

 -No te preocupes, no diré nada, jamás revelaría una situación tan frágil como esa; por otro lado, te ofrezco todo mi apoyo en esto.-Me tranquilicé mucho al ver que ya no estaba molesto conmigo.

Tras decir esto, Axayácatl me sonrió, y me dijo:

-Clemente… ¿puedo sentarme a tu lado en clases?

-¡Claro!, eso me alegraría mucho-Respondí entusiasmado.

Finalmente sonó la campana que anunciaba el fin del receso, en cuanto llegamos Axayácatl y yo al salón, él se cambió de lugar, esto provocó las miradas de nuestros compañeros de salón, como si fuera un contacto anormal; sin embargo, mi gran amiga Lizeth nos comentó:

-Veo que ya son grandes amigos ustedes dos, eso me alegra mucho-Sonriéndonos cariñosamente dijo.

Agradecí las palabras de Lizeth así como también Axayácatl lo hizo, pero, en el momento de querer hablar un poco más los tres, llegó la maestra, quien ya se había tardado para entrar a la clase. Cuando entró al salón y llegó al escritorio, ella explicó lo siguiente:

-Chicos, buenas tardes, perdonen la tardanza, pero es que hoy tenemos la llegada de un nuevo alumno al salón, su nombre es Jérémy. Por favor, pasa Jérémy.

Al decir esto, entró el alumno nuevo. Al entrar él, todos se quedaron pasmados al verlo. Jérémy era de cabello castaño, su piel era toda blanca, de cejas igual de castañas y un tanto gruesas. Sus ojos eran entre cafés y marrones, su nariz fina, tenía unos labios muy delgados. Su estatura era simplemente perfecta, tenía una complexión normal, una sonrisa increíble, y, evidentemente, era muy atractivo de la cara.

-Jérémy, ¿qué te parece si nos hablas un poco de ti?-Le pidió la maestra.

-<<¿Que hable un poco más de él?, ¿por qué eso no se lo pidieron a Axayácatl?, no lo entiendo>>-Pensé inmediatamente después que la maestra pidió esto al nuevo alumno.

-Bien. Bueno, yo vengo de España, mi papá es francés y mi mamá es española. Es la primera vez que vengo a México y vine a estudiar aquí porque a mamá le ofrecieron un trabajo en este país, en verdad espero llevarme bien con vosotros.-Dijo esto último con un tono de voz muy amigable.

Tras terminar su presentación, la maestra le indicó que se sentara atrás de Axayácatl, a lo que Jérémy asintió y se dirigió hacia el lugar. Mientras Jérémy iba pasando para llegar a la banca asignada, yo trataba de ver la forma en que lo miraban los demás; noté, entonces, que los hombres lo veían con envidia, y las mujeres con fascinación.

Finalmente, Jérémy llegó a donde estábamos Axayácatl y yo, nos sonrió levemente, se sentó, y la clase continuó…

No hay comentarios:

Publicar un comentario